El fallo energético germánico
Una de las cosas que más han
fascinado en el mundo energético es el error estratégico alemán de eliminar la
energía nuclear. Ha afectado su seguridad energética de forma poco inteligente.
Lo sabían. El tema está más que estudiado, pero algo pasó dentro de Alemania
para que incurrieran en ese error. Muchas variables y actores, como es de esperar,
entran en juego.
Dos hipótesis podrían asomarse:
1) el lobby de las renovables aliado con el de los hidrocarburos y el carbón
atacaron aprovechando la paranoia desatada por el incidente Fukushima, 2) la
infiltración rusa de las élites alemanas. Nada nuevo y con la intención de
hacer más dependiente a los alemanes al gas ruso. Con la crisis de Ucrania,
Estados Unidos también aprovecha ese mercado.
La consecuencia más importante
es que la volatilidad derivada del final de las nucleares destroza a la
economía alemana y sus ciudadanos con efectos directos sobre el resto de
Europa. Nada beneficia a Putin que una Europa que suplique gas barato y esté a
punto de una gran crisis económica. Algo que podía atenuar la presencia de
energía nuclear y apostar más a la innovación.
La seguridad energética se
basa en diversificación de fuentes y suministros. Alemania violó esta norma y
está pagando el resultado.
Alemania puede cruzar un
pésimo momento en 2025 si el clima no ayuda a las renovables. Si no hay viento,
el asunto pinta mal. La otra opción es la de invertir en almacenamiento.
Cierto, pero estamos hablando de políticas públicas y estas no se desarrollan
de buenas a primeras experimentando. Se diseña pensando en décadas y no
ideologías e impulsos mediáticos.
Está claro que la transición
energética es imparable y ahí entran las capacidades de almacenamiento, pero
mientras que va escalando económicamente, la transición sigue un ritmo mucho
más lento que el de las ideas y sueños. El error alemán está, bien por ideologización,
bien por manipulación de los lobbies mencionados, bien por táctica de guerra
híbrida de Putin, en liquidar la diversificación de fuentes y suministros. La
geopolítica hizo el resto. La solución en plan arma secreta hitleriana que
devuelva las esperanzas a un Berlín asediado por rusos nunca ha funcionado.
Cierto, capacidades de almacenamiento hay que desarrollar, pero mientras tanto,
las facturas se tienen que pagar y se empobrece el país por no saber mantener
segura la energía (a coste sostenible).
Pareciera que los alemanes a
veces pierden el sentido estratégico. Son muy buenos filósofos, ingenieros y
científicos, pero no ven por encima de los árboles en medio de tantas virtudes.
Es mi impresión. De allí que casi siempre terminan encajonados en crisis que
vistas en retrospectivas tuvieron un inicio tonto por falta de previsión y
excesiva emocionalidad cuando se necesitaba más visión estratégica (las guerras
mundiales, la pérdida de su talento científico en la postguerra, su situación
migratoria actual, el dejarse robar las vacunas Covid y otros logros científicos,
así como su actual crisis económica por falta de innovación en el área
automotor). Solo salva la situación su visión de encaminar la Comunidad Europea
y la UE y eso también está en riesgo si la extrema derecha llegara al poder.
Del destino de Alemania
depende Europa. Si Alemania no se mueve y calienta a precio sostenible, podemos
estar en puertas de una crisis mayor. De Alemania viene y va todo. Por esa
razón, que pueda recuperarse de esta crisis es el mejor deseo que se pueda tener
como europeo.
El error alemán en una sola gráfica
936 €/MWh en Alemania y
Dinamarca a las 1217:00DIC2024. Incluso durante la crisis energética de 2022,
los precios diarios nunca han sido tan altos. La diferencia con Francia,
Polonia y los países nórdicos es sorprendente. Fuentes: Julien Jomaux en https://x.com/JomauxJulien/status/1866819656847429951
y https://gemenergyanalytics.substack.com/
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