Transición energética en clave geopolítica
Si el mundo se dividiera entre
Norte Global, Sur Global y Exportadores fuentes fósiles, se podrían ver
tensiones importantes o de calado en la dinámica de los mercados energéticos.
De hecho, un estudio reciente
concluye que el factor clave para anticipar las implicaciones que traerá la
transición energética es cómo los países del Sur Global satisfarán sus nuevas
demandas, y actores de la industria esperan que el Sur Global utilice
combustibles fósiles en el corto plazo y avance lenta pero seguramente hacia la
energía renovable con el tiempo. Por lo tanto, para los autores de dicho
estudio, es probable que la creciente demanda genere una nueva competencia por
los mercados del Sur Global entre el Norte Global (como exportadores de
tecnología limpia) y los actuales exportadores de petróleo y gas. Además, es
probable que genere más fricción entre el Sur Global y el Norte Global en torno
a la ubicación de los centros de procesamiento de materiales y la financiación
climática. También es probable que el Sur Global y los exportadores de petróleo
y gas sean socios naturales en los próximos años, lo que crea el riesgo de un
bloqueo de los combustibles fósiles.
De acuerdo con esta visión, un
contexto de creciente rivalidad entre las grandes potencias y urgencia
climática politiza las relaciones energéticas, pero también ofrece nuevos
impulsores para la cooperación, pero digamos que en tiempos de “Trampa de
Tucídides”, es algo atrevido pensar en términos de colaboración, especialmente,
porque la demanda mundial de energía se está trasladando lenta pero seguramente
de los mercados tradicionales de la OCDE a los países en desarrollo y China
tiene demasiado avance en comparación con Occidente en esos países.
Mientras que se espera que la
demanda de energía de Estados Unidos, Europa, Japón y Rusia se estanque o
disminuya, se espera que América Latina, África subsahariana, Oriente Medio y
el norte de África, China, India y el sudeste asiático experimenten un
crecimiento considerable del consumo de energía en las próximas décadas, tanto
en demanda absoluta como en cuotas de consumo mundial. La pregunta que salta es
si la intensidad será la misma. El Norte Global también necesita de
hidrocarburos porque la transición energética todavía tiene trecho para cuajar.
La Agencia Internacional de la
Energía en sus últimas estimaciones espera que la demanda mundial de energía
crezca un 50%, de 600 a aproximadamente 900 cuatrillones de unidades térmicas
británicas entre 2020 y 2050. Se espera que la mayor parte de este crecimiento
de la demanda se produzca en los países en desarrollo, impulsado por una
combinación de crecimiento económico y demográfico, mientras que se espera que
los mercados tradicionales de la OCDE y Rusia se mantengan estables en los
niveles de consumo actuales o muestren una ligera disminución. En general, se
espera que aproximadamente el 70% de la demanda futura de energía provenga de
países no pertenecientes a la OCDE en 2040. Por lo tanto, el cambio tiene más
que ver con el crecimiento de algunos que con la disminución de otros. En tiempos
de deslocalización y choque entre Beijing y Washington, esto es importante.
A pesar de las preocupaciones
climáticas, se espera que la energía renovable aumente su participación lentamente
porque el desarrollo económico tiene prioridad en el Sur Global, su
infraestructura de combustibles fósiles está bien establecida y adolece de
falta financiación climática. Además, hay otros factores que atentan contra la
transición en el Sur Global: 1) es posible que no haya fuentes de energía
renovable disponibles a nivel nacional a precios asequibles, 2) falta de
financiación y conocimientos técnicos para construir infraestructura de energía
renovable combinada con una infraestructura de combustibles fósiles establecida
y arraigada, pero incluso las mismas redes eléctricas adolecen de desinversión
y mala gestión provocando una ralentización en el aprovechamiento del impacto
de la generación renovable. Esto también afecta a la generación local, ya que
las comunidades rurales a menudo dependen de la financiación externa para
cubrir los costes iniciales de inversión incluso en pequeñas redes 3) existe
una presión popular sobre los políticos para que generen desarrollo económico y
mejores niveles de vida, lo que los lleva a priorizar eso por sobre las
energías renovables y las preocupaciones climáticas, los combustibles fósiles
también son una fuente de riqueza e ingresos fiscales, 4) la energía renovable
no puede cubrir fácil y rápidamente todos los sectores, 5) una transición
fluida hacia la energía renovable requiere un entorno regulatorio e
institucional estable para una gobernanza eficaz. Esto es difícil que ocurra en
el Sur Global, aunque en esto hay matices.
Al mismo tiempo, la rivalidad
entre las grandes potencias, Estados Unidos y China, pero también la UE y
Rusia, está impulsando los esfuerzos de relocalización y fragmentación
geoeconómica generando cadenas de suministro vulnerables desglobalizadas.
Todo esto ocurre cuando se
están dando dificultades de financiación en el frente innovador del Norte
Global para las llamadas Clean Fuel Startups y hay una sensación de que las
metas propuestas son inviables para los años propuestos. No quiere decir con
esto que la transición energética sea ya un fracaso, sino que irá más lento y
mientras pasa, el Sur Global necesitará seguirá usando combustibles fósiles con
lo cual la meta propuesta en términos climáticos luce ahora una quimera, salvo
que se llegue a un punto de almacenamiento de energía renovable que termine
acelerando el proceso de adaptación con lo cual tal vez la triangulación observada
por los investigadores citados, no termine de cuajar y se abran puertas de
colaboración más que de competencia.
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