Los peligros durante la transición energética: evitar el apagón
La intensificación TIC
Al competir hoy en día no
pocas empresas tienden a tener dos cosas en común. Una es la manufactura
avanzada, la computación en la nube y la inteligencia artificial. La otra es
que prometen absorber enormes cantidades de electricidad.
No obstante, los objetivos de
energía limpia de empresas y gobiernos chocan con la necesidad de que los
proyectos comiencen a construirse rápidamente.
Con este nuevo avance, dependiendo
del hub o ciudad receptora, las proyecciones de demanda de electricidad y agua
crece. En Georgia, en Estados Unidos, por ejemplo, proyectan un crecimiento de
16 veces ante lo cual las renovables no pueden satisfacer ese ritmo. Se requiere
una descentralización de la generación y el consumo, además de más desarrollo
de almacenamiento si se quiere ser verde. Es decir, al invertir, cada empresa o
data center debe tener su propia generación y complejo de baterías.
Dilemas similares se están
extendiendo por otros centros de la nueva economía estadounidense, y las
empresas de servicios públicos en Tennessee y las Carolinas pronostican sus
propios aumentos inesperados en el crecimiento de la carga. Se proyecta que el
uso de energía en Estados Unidos aumentará un 4,7% en los próximos cinco años.
Esto supone un aumento respecto de una estimación anterior del 2,6%. Las
proyecciones se producen después de que las mejoras en la eficiencia
mantuvieran la demanda de electricidad prácticamente estable durante los
últimos 15 años, lo que permitió al sector energético limitar las emisiones en
gran parte mediante el cierre de plantas de carbón.
Wall Street está apostando
ante una bonanza tecnológica impulsada por la inteligencia artificial, mientras
que Washington está invirtiendo miles de millones de dólares en la manufactura
nacional. En Europa pasa otro tanto, el problema es que todo esto está
sucediendo mientras muchas partes de Estados Unidos y la UE están tratando de
dejar de depender de los combustibles fósiles por mandato gubernamental. Ahí la
cosa se complica. Agregue usted que las necesidades de refrigeración gracias al
cambio climático o los riesgos de plantas afectadas por las mismas razones
agreguen inestabilidad al flujo de la oferta limpia. Una bomba de relojería que
ya se está viendo, especialmente, si encima eliminas súbitamente a la energía
nuclear por razones de seguridad industrial cuando puede ser la fuente más
segura y limpia sin afección del cambio climático.
Se espera que en los próximos
años la necesidad de energía de los sistemas de inteligencia artificial crezca
en forma exponencial. Según una estimación, en 2027 el sector de la IA
consumirá entre 85 y 135 teravatios hora al año. Puede ser el consumo de Países
Bajos, por ejemplo. Se espera que el consumo de electricidad para los centros
de datos en los EE. UU. crezca alrededor del 30% entre 2022 y 2026 a 260
teravatios-hora. Esto representa alrededor del 6% de la demanda total de
electricidad en el país o suficiente para abastecer a 24 millones de hogares
estadounidenses durante un año. Y la mayor parte de esa energía se disipará en
forma de calor, lo que significa una mayor necesidad de sistemas de
refrigeración.
El problema de la inercia
Falta mucho desarrollo de
ingeniería para poder estabilizar las redes de cara a la descarbonización de
esta. Es el principal reto que se está viendo en este momento y tiene que ver
en esencia con la inercia. Durante el último siglo, casi todas las redes
modernas han dependido de grandes centrales eléctricas centralizadas con
turbinas giratorias alimentadas con combustibles fósiles y, en algunos casos,
de grandes centrales nucleares e hidroeléctricas. Esas turbinas generan
cantidades prodigiosas de electricidad junto con enormes cantidades de inercia,
lo que ayuda a estabilizar la red. Cuanto mayor sea el volumen de electricidad
suministrada por dichas fuentes, mayor será la inercia (1). Debido a que las redes
con mucha inercia pueden soportar impactos e interrupciones, son mucho más
confiables que las redes que dependen de menos turbinas giratorias. En muchos
países, existen presiones políticas y tecnológicas para reconfigurar las redes
eléctricas de manera que reduzcan el papel de las grandes turbinas giratorias. En
la red nórdica (que comprende Suecia, Noruega, Finlandia y la mitad de
Dinamarca), por ejemplo, el retiro prematuro de unidades nucleares junto con la
expansión de la energía eólica ha reducido la inercia del sistema y, como
resultado, han obligado a los operadores de la red a desarrollar y financiar
una red completamente nueva. La experiencia nórdica también sugiere la
necesidad de una conciencia mucho más clara en todo el sistema sobre cómo las
partes digitalizadas del sistema de red pueden fallar o afectar la
confiabilidad de maneras que antes eran inesperadas. Dado que las energías
renovables como la energía solar fotovoltaica y la energía eólica no
contribuyen directamente a la inercia del sistema, una solución comúnmente
propuesta para manejar la estabilidad de la red, así como el problema del
suministro intermitente, es el uso de baterías. Si bien las baterías de
respuesta rápida pueden mejorar en gran medida la estabilidad de la red al
ayudar a restaurar y recuperarse rápidamente de fallas, no brindan un servicio
idéntico al de las máquinas síncronas de giro reales. Las instalaciones de
baterías más avanzadas y costosas con inversores que forman la red (en lugar de
seguirla), pueden, en principio, proporcionar un servicio más parecido a la
inercia real. Sin embargo, hasta qué punto las baterías y los inversores formadores
de red podrían sustituir la inercia convencional en grandes sistemas eléctricos
es una cuestión abierta que se investiga activamente. En eso trabajan los
ingenieros.
El problema de la ideologización
de las políticas públicas
Desde mi punto de vista está
bien buscar la sostenibilidad y ceros emisiones. Es un desafío que vale la pena
asumir ya no solo por mera búsqueda de un planeta más equilibrado, sino también
más inteligente y justo. No obstante, el camino está empedrado de muchos
desafíos y peligros. Uno de estos es la ideologización extrema en el proceso de
decisiones afectando las recomendaciones de estudios basados en metodologías rigurosas
de políticas públicas. El tempo y se ve a cada instante no es el adecuado.
Cierto que hay que avanzar, pero no se puede apostar por fuentes y sistemas de
generación que no estén consolidados en los marcos de seguridad energética
recomendables. Ese es el gran desafío que están asumiendo los ingenieros, pero
el mandato político puede generar caos en vez de soluciones. Lo que debe primar
es la seguridad y atendido ese requerimiento, la sostenibilidad. No son
excluyentes. De hecho, llegará un momento en que ambos irán de la mano. No
obstante, de momento, mientras no exista capacidades de almacenamiento y
gestión a gran escala de integración de renovables a la oferta atendiendo una
demanda creciente TIC y bajo presión de cambio climático, evitar apagones debe
seguir siendo la tarea más importante. Apoyarse, mientras tanto en hidrocarburos
y nuclear no debe ser un pecado, sino una apuesta por la estabilidad en general.
Los peligros cercanos
Las empresas están trabajando
en diseñar modos innovadores de restaurar el servicio en menos tiempo tras un
corte e invierten en infraestructuras que mejoren la capacidad de responder a
situaciones extraordinarias. El problema es que se están viendo cada vez más apagones
masivos porque no están llegando a tiempo. En distintas partes del mundo esas
son las noticias y no solo por desinversión, también por la contradicción
seguridad-sostenibilidad en medio del impacto TIC-Cambio Climático.
Las políticas verdes han
desincentivado la exploración y desarrollo de hidrocarburos. Por tanto, la
oferta de estos será más limitada y la demanda por necesidad de seguridad
energética terminará elevando los precios y con esto la inflación. Las grandes
petroleras saben que les quedan poco, así que el desafío de los ingenieros es
desarrollar sistemas sostenibles renovables seguro que abaraten la energía lo
más pronto posible. Un tiburón en la pecera para las eléctricas y gobiernos,
pero nada agradable cuando se sufran en el camino apagones.
La reacción política. El hecho
de que se produzcan apagones puede hacer retroceder por mera reacción de los
electores, las políticas de sostenibilidad. Una carta que se pueden guardar las
petroleras a futuro. Las políticas de sostenibilidad son necesarias, pero
también deben implantarse responsablemente con medidas diseñadas que no
terminen generando el efecto contrario, como lo que ocurre ahora en Alemania a
tope con el carbón y los negacionistas del cambio climático creciendo como setas.
Notas
(1) Meeting the Challenge of Reliability on Today’s Electric Grids: The Critical Role of Inertia en https://www.oxfordenergy.org/wpcms/wp-content/uploads/2023/09/Insight-135-Meeting-the-Challenge-of-Reliability-on-Todays-Electricity-Grids.pdf
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