El convulsionado del diésel y cadenas de suministros

 

Como ha ocurrido en otros insumos energéticos, el diésel no está dando lo mejor de sí en cuanto a oferta y precios a la economía global. Es uno de los grandes dolores de cabeza en esta etapa post pandémica.

Las refinerías de petróleo del mundo están luchando por producir una cantidad suficiente del combustible que impulsa a vastos sectores de la economía global. Ayuda que hay algo de recesión a tenor de lo que dicen los PMI industriales en el 90% de la economía global. No obstante, desde hace tiempo hay presión en el diésel.

En el noroeste de Europa, los futuros del diésel de referencia han superado los 1.000 dólares la tonelada, cotizando en un máximo estacional de 10 años. En Nueva York, el combustible está en su nivel más caro en tres décadas, y la historia es similar en Asia.

Como se sabe, los combustibles de tipo diésel no sólo los utilizan los conductores de camiones y automóviles. También se consumen en la agricultura, la construcción y la manufactura, en trenes y barcos, e incluso en calefacción. Puede que el mundo esté intentando dejar atrás el petróleo, pero los precios del petróleo siguen siendo importantes. También pesa la estructura de las refinerías activas y ahí la producción del diésel y los inventarios vienen fallando desde hace 3 años.

El elevado precio del combustible normalmente incita a las refinerías a producir más, aumentando la oferta y, en última instancia, haciendo bajar los precios. Pero este año, una serie de factores lo han dificultado: 1) Un verano sofocante en el hemisferio norte provocó recortes en el procesamiento de petróleo, 2) mientras tanto, algunas grandes refinerías nuevas han tardado en ponerse en marcha. Muchas plantas también han cerrado, con 3,9 millones de barriles por día cerrados en los últimos años, 3) la menor disponibilidad de algunos tipos de crudo (gracias a los recortes de los miembros de la OPEP+, incluidos Arabia Saudita y Rusia), ha incitado a las refinerías a procesar barriles alternativos que producen menos productos de tipo diésel, 4)  También se ha centrado la atención en fabricar combustible para aviones para satisfacer la demanda de verano, consumiendo la producción de diésel.



Se espera que el rendimiento del diésel el próximo trimestre caiga un 1,5% respecto al año anterior. Eso implica una enorme pérdida de 1,2 millones de barriles por día, aunque el suministro neto sólo disminuirá en 400.000 por día porque las refinerías también procesarán más crudo.

En todo caso, el final de la temporada de mantenimiento de refinerías también hará que las operaciones se aceleren en muchos sitios a la vez que se vayan incrementando los inventarios. Tan solo se espera que el consumo crezca sólo alrededor del 0,4% este año. Si hay una recuperación repentina, cada vez menos probable si se observan los PMI a escala global, entonces los precios pueden subir un poco más.

Finalmente, el precio tiene un impacto inflacionario terrible sin que haya una solución a corto plazo salvo severa recesión que tampoco se espera. Las cadenas de suministros seguirán sufriendo estos precios dado que la demanda del diésel casi siempre es inelástica a pesar de los esfuerzos por buscar la sostenibilidad y la oferta e inventarios no estarán al mismo ritmo a corto plazo.

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