Una recuperación global sobre cimientos inestables

 


El impacto de los PMI preliminares en el mercado financiero se ha visto empañado por las continuas preocupaciones sobre la tensión del sector bancario. No obstante, lo que detectan las encuestas PMI es que hay una reducción de los riesgos de recesión a corto plazo, con una aceleración del crecimiento de la producción en las principales economías desarrolladas del mundo.

Aun así, desde una vertiente pesimistas hay analistas que profundizan un poco más y ven grietas. Especialmente, porque el crecimiento del mundo desarrollado está siendo impulsado casi en su totalidad por la economía de servicios, lo cual es sorprendente dada la exposición del sector a tasas de interés más altas y el impacto de la contracción del coste de vida en los hogares. Por lo tanto, se sigue siendo escépticos sobre la resistencia de este repunte, especialmente, porque al menos parte del ímpetu reciente parece derivarse de factores a corto plazo, como un comienzo de año más cálido de lo habitual y un viento de cola post pandémico en turismo, ocio y recreación.

En cambio, en la industria manufacturera hay señales de que el sector se está estabilizando después de la caída de fines del año pasado, pero esta imagen plana está siendo impulsada por la mejora de la oferta más que por un repunte fundamental de la demanda. De hecho, los nuevos pedidos de bienes continuaron cayendo en promedio en las cuatro economías desarrolladas más grandes, por décimo mes consecutivo.

En resumen, los fabricantes mantienen la producción simplemente absorbiendo los trabajos atrasados.

En ausencia de nueva demanda, el crecimiento de la producción inevitablemente se ralentizará. El riesgo es que, con las tasas de interés subiendo nuevamente en marzo en Europa y EE. UU., tal mejora de la demanda parece poco probable. Esto dejaría el crecimiento económico dependiente de lo que parece ser un estallido de vida insostenible en el sector de servicios. Así que hay que estar ojo avisor, cauto, escéptico hasta nuevo aviso pues impactará de manera negativa en los precios del crudo. La OPEP+ se mueve para reducir producción, pero tal vez no sea suficiente. Con posibilidades de negociación en torno a Ucrania, sin ánimo de sobrestimar las capacidades chinas mediadoras, con un mercado doméstico chino que no termina de arrancar, la recuperación del consumo será más tímido al menos en lo que queda en el primer semestre. Otra cosa ya lo que pase en el segundo, pero la incertidumbre es todavía elevada dejando a los precios no más allá de los 85 dólares el barril hasta por lo menos junio. 


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