El reinicio de Energy for Energy



No escribo desde el 20 de abril de 2019. Múltiples dinámicas y coyunturas personales y profesionales me obligaron a abandonar la rutina de escritura para este blog. Todo para bien. Gracias a Dios.

Retomo la escritura, aunque no se con qué disciplina y lo más probable escriba en un campo mucho más amplio que el energético. Tal vez un poco más distendido y menos académico. Algo más corto y más seguido.

Desde 2019 han cambiado muchas cosas. La pandemia, otra crisis derivada de la misma, una guerra y la trampa de Tucídides entre China y Estados Unidos hoy un poco más distendida a la vista del desafío revisionista de ruso. Rusia, sin duda una potencia regional con ganas de ser global, pero a la que le falta profundidad estratégica. No se ofendan mis lectores rusos que son muchos. Potencial para ser una potencia global desde luego que siguen teniendo, pero la realidad es la que es. En este momento, son los chinos los que tienen ese lugar luego de los Estados Unidos. A los rusos les falta todavía mucho territorio en términos de productividad, aunque tienen a su favor, una vez terminada la pesadilla Putin y sus mafias y adoptado un sistema democrático liberal, un potencial innovador enorme, de primera línea que los puede llevar a ser una potencia global de nuevo.

En lo energético no han cambiado muchas cosas salvo dos que se han vuelto más que evidente: 1) la velocidad de la transición energética no puede ser la que la ideología imperante quiere y la guerra ruso-ucraniana tal como la pandemia nos ha enseñado al respecto. Lo siento Greta, falta tiempo, 2) paradójicamente, el cambio climático ha llegado como bien lo ha vaticinado la ONU. Es tarde para evitarlo, pero no quiere decir que la transición energética no valga la pena. Al contrario, es un proceso imparable gracias a la innovación tecnológica energética, pero como ocurrió de la madera al carbón y de este al petróleo, tomará su tiempo. Aun así, se corre el riesgo de que el gas solamente sea de transición y que en dos décadas veamos un salto impresionante a las renovables basado, esencialmente, en las capacidades de almacenamiento de energía integrado entre el hogar, la industria y la automoción. Puede darse en dos décadas, como en menos, pero es casi inminente. La mala noticia es que seguirá teniendo impacto ambiental en el campo de la minería, cuidado sino sociopolíticamente más grave que el petróleo. Todo dependerá de la tecnología más adoptada.

El mundo que nos toca vivir es cada vez más difícil de predecir, pero a corto plazo y sobre esto escribiremos de ahora en adelante, la trampa de Tucídides será la que marque el ritmo, así como el impacto del cambio climático a la par de un avance sin precedentes en términos de innovación tecnológica energética que nos puede ayudar a mitigar en diferido el avance de dicho impacto, pero sobre todo a nuevos mundos por explorar más allá de la tierra.

Bienvenidos de nuevo a esta etapa. Escribiremos más sobre nuestro tema, pero también de otros más coyunturales.







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