China y el desafío de su sector eléctrico
China ha sufrido otra crisis energética en el espacio de un año, luego
de que una escasez de electricidad afectara a más de 20 provincias en el tercer
trimestre de 2021, lo que se debió en parte a la mala gestión de la implantación
de la política pública de impulso bajo en carbono de Beijing. Sichuan, el mayor
productor y proveedor de energía hidroeléctrica de China, fue el más afectado,
junto con el municipio vecino de Chongqing. Se aplicaron el racionamiento de
energía y el cierre de fábricas, y se cancelaron o pospusieron eventos públicos
y viajes de negocios para priorizar la energía residencial.
Aunque las olas de calor han amainado, la sequía aún no ha remitido por
completo a lo largo del río Yangtze, lo que plantea riesgos para la cosecha de
otoño, que representa alrededor del 75 por ciento de la producción de cereales
de China. Y la situación amenaza con empeorar aún más, ya que la temporada de
lluvias de este año ha llegado a su fin. El centro meteorológico estatal
advirtió que la sequía puede prolongarse hasta el otoño, mientras persisten las
preocupaciones de que el transporte por agua se verá afectado hasta la próxima
primavera, y que el suministro de agua a los fabricantes también puede ser
insuficiente.
La construcción de un grupo de megaciudades ha comenzado en Sichuan y
Chongqing para impulsar el crecimiento en el suroeste y se espera que provoque
un aumento en la demanda de energía en la región y reduzca la capacidad de
suministro de Sichuan al este de China.
No hay duda de que se está ante una naturaleza más impredecible. Las
energías limpias, como la solar, la eólica y la hidroeléctrica, aún no se han
convertido en una alternativa sostenible a los combustibles fósiles. Los
avances tecnológicos en el almacenamiento de energía renovable, junto con la
capacidad de mantener suministros de energía estables en condiciones adversas,
aún están al alcance de Beijing, aunque se ha mantenido firme en su objetivo de
descarbonización de 2060, lo que podría conducir a un tira y afloja entre la
seguridad energética y energía limpia.
Beijing ha enfatizado repetidamente que la energía y la seguridad
alimentaria son pilares de su amplia estrategia de seguridad, luego de que las
tensiones y rivalidades con las naciones occidentales lideradas por Estados
Unidos se intensificaran en los últimos años. El problema se ha vuelto más
urgente a raíz de la agitación del mercado mundial inducida por la invasión de
Ucrania por parte de Rusia y la recesión mundial que se avecina.
La crisis también reavivó las discusiones sobre la reducción de las
inversiones en redes de alta tensión, que suministran energía desde el oeste
rico en recursos hacia el este intensivo en energía. Una combinación energética
más eficiente y una estructura de energía descentralizada pueden ser una
opción, para permitir a las autoridades locales una mayor flexibilidad y
autosuficiencia sobre el uso de energía en emergencias. También significaría un
nuevo desafío para la reforma del sector eléctrico orientada al mercado de
China que comenzó hace 20 años, pero aún debe establecer un mercado eléctrico
funcional.
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