El contrabando de petróleo libio: situación e impacto



 Por: Martín Durán (@MHDG1945)

Situación de las facciones en Libia. Mapa tomado de El País y The Economist
Libia está produciendo algo más de 1.000.000 barriles diarios de las cuales cerca de 200.000 barriles diarios no son exportados. De estos, entre unos 60.000-70.000 barriles diarios de crudos van a consumo diario y el resto, entre 130.000 y 140.000 barriles diarios, es contrabando. 

Disposición de la industria libia de los hidrocarburos. Mapa tomado de EIA.
En la negociación de los recortes para levantar los precios, junto a Nigeria, el país magrebí ha sido dejado a un lado porque sigue sufriendo un proceso duro de división y confrontación bélica que no le permite tener control exacto de su producción. Mientras ocurre, debido especialmente a la división en gobiernos paralelos y cientos de tribus, clanes y milicias medrando en medio del vacío de poder e institucional, más allá de esa producción petrolera o dentro de la misma, se da el fenómeno de contrabando de crudos y refinados.

Por las costas este y oeste y por su frontera sur, el aprovechamiento de las fallas de seguridad en sus procesos de transporte (al igual que pasa en Nigeria) producto de la pérdida del monopolio de la violencia, ayuda a que el contrabando se extienda como parte de una estructura de economía ilegal mucho más amplia y diversa con conexiones con lo peor de la criminalidad del Mediterráneo.

Hasta hace unos días en París se ha intentado que las partes más importantes enfrentadas lleguen a un acuerdo para proceder a limpiar al país de milicias y con ello mejorar la situación de la economía ilegal que tanto daño le está haciendo al Mediterráneo y sobre todo a miles de subsaharianos. La clave está en que el acuerdo entre el general Haftar y Trípoli permita que el orden llegue con éxito o al oeste del país controlando los puertos de Zawiya, Zuara y Sabratha desde donde se mueve la mayor cantidad de contrabando de crudos y refinados hacia Malta e Italia. 

El calado del contrabando o tráfico de crudos y refinados más fuerte se sintió en el este del país antes del control recién logrado por el general Haftar. 

En esa región, se habían registrado cantidades que oscilaban entre los 50.000 y 80.000 barriles no diarios y es una cifra que no describe bien la realidad porque el flujo no es constante. 

Hasta antes de la llegada de Haftar se detectaron tres cargamentos superiores a los 50.000 barriles todos vendidos por oficinas de la NOC que estaban reconocidas por Trípoli y ante lo cual han puesto la debida denuncia ante el Consejo de Seguridad de la ONU. La principal mercancía en este caso fue petróleo crudo y no como ocurre en el oeste del país.

En el oeste, lejos del control de Trípoli o Tobruk el contrabando mayoritariamente es de combustible, tal como se realiza en el sur del país (en menor escala)[1]. La ventaja del combustible subsidiado ayuda y mucho a este fenómeno[2]. El contrabando se concentra especialmente en refinados no sobrepasando en los mejores días uno 80.000 barriles diarios que pueden salir desde los mismos puertos o intercambiados en alta mar con gran riesgo en buques pequeños a un coste de 10-20 dólares por barril. No tiene más importancia que el tráfico de personas y piezas arqueológicas especialmente controladas por el clan Dabbashi y con distintos clientes, especialmente la mafia calabresa.

La histórica ciudad de Sabratha está repleta de milicianos de distintas tendencias que brindan seguridad y negocian con los contrabandistas de todo lo que se mueva o tenga valor, sea humano, combustible o joya arqueológica.

Entre Zawya y Sabratha la actividad es febril y cuentan también con la complicidad de la guardia costera local y lo que existe de policía. Los principales operadores son la milicia Hneesh y el clan Dabbashi, uno de los más poderosos con fuertes conexiones con el poder de Trípoli y también involucrados en el tráfico de personas en el oeste del país. Tienen una red de clientes y colaboradores de la zona en la medida que el dinero falla, hay mucha anarquía y corrupción que no permite una actividad económica formal al uso.

Se estima que las pérdidas para las autoridades de Trípoli rondan los 400 millones de dólares o el equivalente a 43.000 barriles diarios durante el último año. Son cifras muy conservadoras cuando se compara con lo que produce Libia, consume y exporta. En todo caso, si se toma que en el 2016 los ingresos del gobierno de Trípoli eran de 5.800 millones de dólares, aunque con gastos aproximados de 13.700 millones de dólares, los 400 millones en realidad tienen un impacto menor del que aparenta aunque siempre se necesitarían aunque sea para rellenar algún agujero en medio de tanto caos. 

Sobre la zona, se habla de pequeños botes o tanqueros con capacidad agregada en promedio entre todos los que salen casi a diario de 40.000 litros de productos refinados, unos 250.000 barriles equivalentes de petróleo[3]. Estos salen de Sabratha recorriendo 160 millas hasta Malta donde se vende antes de llegar a la parte continental de Italia. Los cargamentos no salen a diario y hay distintas formas de traslados dependiendo de las circunstancias y el dominio de los clanes y milicias de la situación. 

Algunos cargamentos han logrado tocar Chipre y Grecia pero esos son los que son traspasados en alta mar desde tanqueros salidos desde el este del país. Esa es otra realidad difícil de contabilizar aún más para las autoridades libias porque, como suele ocurrir con muchas compañías de países en problemas, si la carga no está con un armador relativamente serio que cumpla con la normativa auditada desde un país estable, los responsables pueden venderla en alta mar sin importar el riesgo técnico que implica.

La Corporación Nacional del Petróleo (NOC), no tiene forma de proteger firmemente sus instalaciones y tampoco auditar sus operaciones en medio de una situación caótica. En algunas zonas, como el sur del país, la custodia viene a cargo de milicias de comunidades vecinas pero en el caso del oeste del país está a cargo de la guardia de instalaciones petroleras. Públicamente la directiva de la NOC culpa a dicha guardia de las fallas en los puertos del oeste del país. Como es de esperar, la guardia está implicada pero la pregunta que se puede hacer cualquiera en el oeste del país es ¿Quién no? Con la ausencia de autoridad, lo que diga la NOC no tiene importancia y, por tanto, es mucho ya lo que logra dicha compañía haciendo que la producción libia esté ascendiendo a casi 1 millón de barriles diarios.

El área de Zawiya también es punto de partida del contrabando de combustible pero no se tienen cifras concretas de la cantidad que sale desde sus instalaciones petroleras. ENI (petrolera italiana), como en muchas otras partes del país tiene instalaciones en este puerto y no ha parado de producir. Pero ese crudo se entrega en su mayor parte a la estatal NOC[4]. Una de las filiales de ENI, la empresa libanesa Mellitah Oil and Gas, paga al clan Dabbashi por protección y seguridad de sus instalaciones. Es decir, a los que dominan con fuerza el contrabando de refinados hacia el Mediterráneo.

El clan Dabbashi, tiene fuertes redes con el poder de Trípoli. Tiene un familiar embajador ante la ONU y muchos empleados en el ministerio del interior. El principal negocio ilegal (tiene otros legales), no es el contrabando de refinados, sino el de armas, joyas arqueológicas y personas.

Desde luego las compañías extranjeras también pagan a estos clanes para seguir operando en las zonas bien en efectivo o con combustibles.

A principios de enero de este año, las Guardia de Instalaciones Petroleras (GIP), se retiraron de la refinería Zawiya después de que el presidente de la Compañía Nacional de Petróleo (NOC) de Libia, Mustafa Sanalla, acusara a la brigada del grupo Nasr de usar la refinería de ejecutar operaciones de contrabando. 

La pugna implica a facciones del general Haftar y su ejército ya operando en la zona, clanes contratados por las empresas, las guardias de instalaciones petroleras hasta ese momento controladas por Trípoli y el Banco Central. Hasta ahora Haftar sin estar allí está teniendo mucho influencia porque para él resulta clave centralizar las operaciones petroleras para un futuro gobierno de unidad, lo cual coincide con Tripoli. Acabar con el contrabando es un objetivo común en ese sentido, más aún con las negociaciones avanzadas en París.

En agosto de 2015, tras el secuestro de algunos técnicos italianos, la empresa Mellitah Petróleo y Gas (una empresa conjunta entre Eni y la compañía nacional de petróleo de Libia NOC), que opera la terminal petrolera Mellitah, al oeste de Trípoli, firmó un acuerdo protección externa reservada de la planta con la milicia principal Sabrata, el Batallón Anas Dabbashi. Esta milicia comandada por Ahmed Dabbashi sigue controlando gran parte del tráfico de armas, el contrabando de petróleo rumbo a Malta, Sicilia y Calabria. Dabbashi está asociado con Ermias Ghermay, apodado "el padrino de todos los traficantes", el cual tiene el monopolio del tráfico de sub saharianos de África Occidental y Sub-Sahariana a través de la frontera con Níger y desde Abu Grein, trafica con los que vienen desde Eritrea y Somalia a través de Sudán. Dabbashi es uno de los soportes de Ghermay y es el que recibe la “mercancía humana” en el noroeste del país. De allí dicho tráfico pasaría al mar para alcanzar las costas europeas. Este tráfico, tiene la misma protección que el contrabando de refinados por distintas autoridades provisionales militares o clanes.

La Ndrangheta, de la misma forma, trabaja con la Camorra para comprar rifles Kalashnikov y lanzacohetes RPG, que salen de contrabando de Ucrania y Moldavia para ser entregados a milicias en Libia a cambio de antigüedades[5]. Las mismas llegan al puerto de Gioia Tauro, en la región de Calabria a través de buques de carga de bandera china que también realizan la actividad de contrabando de refinados.

La inteligencia de la marina italiana es una de las que más información tiene sobre estas operaciones como apellidos, direcciones, números de teléfono y matrícula vehicular de los traficantes, así como sus vínculos con otros clanes, ISIS y otros grupos Yihadistas.

Desde luego, esta inteligencia no puede ser compartida con Libia hasta que no tenga un gobierno unificado, pero sí muy probablemente con los aliados OTAN.

Cuando traficas con 130.000-140.000 barriles diarios de petróleo y refinados, puedes obtener a estos precios una cantidad aproximada, vendiendo a 20 dólares el barril de 2.800.000 dólares al día, lo cual, al año, si este ritmo continúa, podría ascender aproximadamente a 1.000 millones de dólares. No todo va a las milicias. Enriquece a un montón de hombres de negocios a ambos lados de la ribera del Mediterráneo.

Es probable que alguna cantidad alimente a fuerzas armadas regulares o irregulares (eso saberlo en Libia es difícil), sobre todo para mantener el cuidado de las redes de transporte del negocio a lo largo de un país inmenso y una costa con actividad ilegal febril, pero esto puede caer apenas el gobierno libio se unifique y tome el control entrando la política a tomar el mando sobre las operaciones petroleras.

Libia, a diferencia de Nigeria, es mucho más fácil de controlar en términos de operaciones militares de aseguramiento de zonas petroleras, pero eso tardará su tiempo. La clave ante todo es que el gobierno unificado funcione y con ello unas fuerzas armadas que haga retirar a los clanes y milicias permitiéndole a NOC y las petroleras extranjeras contar con un sistema de seguridad verdaderamente institucionalizado.

El juego político hará retroceder a los clanes más importantes, pero la actividad delictiva tardará en desaparecer del todo hasta que el Estado libio recobre su fortaleza. De allí la importancia de las conversaciones que se están desarrollando entre Trípoli y Haftar.


[1] Los tipos de contrabando que más operan en el Mediterráneo y buena parte del mundo son: 1) Contrabando completo: se lleva a cabo llevando el petróleo al país sin informar debidamente de los envíos a los funcionarios de aduanas. La primera modalidad es el contrabando en alta mar, donde los funcionarios no tienen jurisdicción. Los productos de combustibles suelen venir de países cercanos, donde los precios del petróleo son mucho más bajos debido a los subsidios del gobierno. Los barcos más pequeños retiran el combustible de la nave madre para su entrega a los clientes quienes serán luego revendidos en el país. La segunda modalidad es el contrabando directo, algunos petroleros traen embarcaciones atracando en puertos pequeños y descargan el combustible directamente a los camiones cisternas que esperan y luego los entregan a las estaciones de servicio o a al revés, se conectan sin autorización debida a las instalaciones petroleras y zarpan con protección o complicidad de los guardias de las instalaciones petroleras. Una maniobra muy peligrosa. La tercera modalidad se hace en las zonas económicas exclusivas o ZEE. Las ZEE conceden a los exportadores la importación libre de impuestos de productos derivados del petróleo, siempre y cuando los productos se utilicen dentro de la zona o se reexporten. Algunas empresas usan este privilegio para importar productos petrolíferos exentos de impuestos y luego sacarlos de las ZEE. 2) Contrabando técnico: El contrabando técnico se realiza de varias maneras, pero generalmente implica el uso de documento de carga falsificados o falsificados con menor valor declarado con lo cual algunos importadores declaran el valor de sus envíos pagando así un IVA e impuestos indirectos más bajos. Esto se hace a través de facturas falsas o manipuladas. También está el menor volumen declarado. Algunos importadores declaran volúmenes de envío más bajos para los productos petrolíferos que resultan en el impago de impuestos por volúmenes no declarados. Por último, con declaración errónea de importaciones con lo cual algunos importadores malinterpretan sus envíos para evitar el pago de impuestos. Por ejemplo, la gasolina es declarada erróneamente como diésel para evitar pagar el impuesto específico por litro. En Libia se llevan distintas versiones de contrabando completo más que de contrabando técnico.
[2] Además que es más fácil de transportar y vender.
[3] Hay que tener cuidado con las densidades. La cifra de 250.000 barriles equivalentes suena a mucho, pero es para dar una idea general en dicha medida. En Libia se hace contrabando tanto de crudos como de refinados, pero sobre todo refinados y los movimientos no son regulares.
[4] La compañía nacional de petróleo de Libia bajo control de Trípoli sobrevivió los conflictos relativamente ilesa en su sistema meritocrático (aún con problemas para pagar los sueldos y los problemas de seguridad), emergiendo como la única institución importante que podría funcionar eficazmente a través del país. Pero no puede sustituir al gobierno.
[5] La importancia de que se llegue a acuerdos por parte de Haftar y Trípoli es enorme porque el caos entre clanes y milicias favorece a ISIS. ISIS está haciendo un trabajo furtivo en todas partes, pero sobre todo opera gradualmente con mayor fuerza en el oeste del país, no tanto militarmente, como participando del negocio del contrabando, tanto como en el sur.

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