Venezuela: nada peor que un Petro-Estado colonizado por la criminalidad internacional
Venezuela
tiene cerca de 15 años sacudiéndose un proyecto político macabro
destinado a la destrucción de sus instituciones republicanas. Entre 1999 y 2001
se materializó el proceso básico de preparación de ejecución de dicho proyecto
para luego dar pasos agigantados hacia la instauración de un régimen
personalista entre 2002 y 2006. Entre 2006 y 2012 el ciclo de instauración se
cerró y para ese último año, con la enfermedad del líder en ciernes, se inició
la fase de prolongación o eternización de dicho régimen. La suerte o fatalidad,
según se pueda mirar un cáncer en un líder personalista, acabo con dicha
pretensión e inició una nueva fase que se ha extendido hasta ahora. El
resultado final, muerto el líder carismático, ha sido la colonización del
Estado Venezolano por parte de anillos, agrupaciones y redes criminales
lideradas, protegidas o cebadas por los herederos o “hijos” de Chávez. En otras
palabras: Maduro y el chavismo colegiado cívico-militar.
Esto
no hubiese tenido mayores consecuencias negativas si el Estado bajo su control
se mantuviera fuerte, si tuvieran éxito en proporcionar felicidad a su pueblo
y la reproducción de la vida fuera satisfactoria. La historia está llena de
regímenes depredadores que de alguna manera le han dejado un margen, un respiro
a sus depredados, pero este no ha sido el caso de Venezuela. La depredación de
la máquina de los petro-dólares potenciada en la relación discrecional entre el
Banco Central de Venezuela, PDVSA y el Ejecutivo Nacional, no ha dejado espacio para
que otros poderes fácticos, ajenos a la influencia o amistad directa con el
Ejecutivo Nacional y el chavismo colegiado, desarrollaran sus propios negocios
terminando de asfixiar cualquier alternativa para vadear la caída de los
precios del petróleo y las posibilidades de los venezolanos de no depender
exclusivamente de la renta petrolera monopolizada por el chavismo colegiado.
Hoy
Venezuela, además de vivir esta colonización y precisamente debido a ella,
sufre una crisis humanitaria casi sin precedentes en su historia solo superable
por los efectos de su guerra de independencia y su guerra federal en el siglo
XIX.
En
este proceso mucho tuvo que ver la comunidad y el sistema
financiero internacional. Si se observa bien, las reacciones en contra de las
pretensiones de Maduro van apareciendo en la medida que Venezuela ya no puede
satisfacer acuerdos aceitados con los petro-dólares desde España hasta EEUU, desde Brasil hasta China y el Caribe, todos siguiendo sus intereses nacionales y particulares son cómplices. La complicidad con dicho
régimen, claramente visualizada a través de otros escándalos paralelos en otros
países vecinos e incluso en EEUU y Europa, fue determinante para que el país
caribeño llegara a esta situación.
Algo
similar ocurrió en la dinámica doméstica del país. Es decir, la popularidad del
régimen se vino abajo con la caída de los precios petroleros y porque dicho
régimen a pesar de las advertencias de algunos de sus soportes y miembros, no
tomó las medidas oportunas para evitar esta crisis. Fue claro, que no tomó
dichas medidas porque eso implicaría acabar con la fiesta depredadora para
propios y extranjeros. Había que llegar al fondo del pozo seco. Todo esto
adornado con grandiosas proclamas e intenciones socialistas conocidas por sus
fracasos históricos. La complicidad de la mayoría de los venezolanos, hasta casi un par de años, ha sido aún más determinante.
Cada
maniobra de supervivencia o decisión tomada por Maduro y el chavismo colegiado
recientemente ha tenido dos objetivos claros: 1) dar una vuelta de tuerca en la
destrucción de las instituciones para imponer la voluntad del chavismo
colegiado y sus múltiples mafias, 2) depredar sin control, incluso solicitando
ayuda.
Disfrazan
sus movimientos con una ideología pero en realidad no es más que la creación de
legitimidades de barro para depredar.
No
obstante, la depredación al final topa con lo finito. No siempre se puede estar
de fiesta. La sequía, el pozo seco, la carroña hecha polvo, todo de alguna
manera desaparece y en el caso venezolano, mucho más cuando a escala petrolera
global estamos presenciando el final de la era petrolera o la muy baja
probabilidad de ciclos cercanos de altos precios petroleros (salvo alguna sorpresa geopolítica en ciernes en el marco de Oriente Medio pero con impacto limitado). El petróleo ahora
abunda y la tecnología energética de producción y consumo hará prescindir del
lomito de la automoción en unos 10 o 15 años, por lo cual la renta petrolera no
será la misma. No se puede esperar otra fiesta. Hay que hacer entonces Estado,
institucionalidad y economía privada o generar más condiciones para seguir
depredando.
Pues
bien, el chavismo colegiado apuesta a lo segundo y aún pueden ganar. De allí
la resistencia que observemos en este momento en las calles venezolanas. Para muchos venezolanos que tenían las esperanzas de espacios de negociación y supervivencia, la realidad es muy clara. De aquí en adelante de seguir Maduro y el chavismo colegiado en el poder fuera de la constitución y de camino a una constituyente sovietizada, las condiciones de vida desmejorarán hasta niveles aún más bajos salvo que formes parte de la mafia y no todos quieren vivir de la mafia madurista y chavista colegiada. El modelo venezolano, claramente superará en horror al modelo cubano, ya de por sí esclavista y macabro.
La
opción de virar en políticas y negociar tampoco la ven Maduro y el chavismo
colegiado pues tan solo gobiernan tres o cuatro instancias subordinadas y de
allí para abajo o de allí para afuera son distintas mafias las que hacen su
voluntad aprovechando el caos de este Petro-Estado fallido en evolución. Son
presa de su propia destrucción y de una dinámica criminal donde lo acordado no se
puede supeditar respetando un marco legal liberal nacional e internacional.
Destruidos
los contrapesos republicanos o garantistas, pedir ayuda al FMI va en
contra de los bonistas arropados por JP Morgan o Goldman Sachs y no facilita la vida a
las bandas armadas paramilitares bajo supuesto control del chavismo colegiado o
sectores del alto mando militar sedientos de grandes negocios dentro y fuera de
Venezuela. Pedir ayuda a la institucionalidad financiera ortodoxa podría implicar auditorías y la criminalidad global y doméstica asociada al gobierno de Maduro no quiere nada de eso. Suficiente tienen con los Panama Papers. Ni al Vaticano le conviene que Maduro caiga, a lo mejor porque puede
tener fondos en los mercados emergentes u otros negociados, no lo sabemos.
Y es que en realidad a nadie le conviene en la comunidad internacional que Maduro caiga porque, entre otras cosas, los
efectos sobre los mercados emergentes de deuda y bonos serían terribles en cuanto a retorno de
inversión, pero tampoco conviene por debajo, entre sus mafias domésticas,
porque implicaría confrontar con otras realidades caóticas destruidas las
garantías de protección bajo la ley. Esta situación cambiaría de a poco si la oposición legal continúa por el camino que va, es decir, plantando más cara de lo esperable de ella y generando una imagen de fortaleza que la podría perfilar como capaz de controlar una situación post-chavista o sí el mismo chavismo se deshilacha abandonando a la cúpula a la suerte de la criminalidad y los militares. De hecho, se podría ir hablando de espacios comunes de intercambio o al menos de un marco propicio para la lucha no existencial entre chavistas y opositores rescatando valores republicanos y democráticos pero dejando afuera a Maduro y la cúpula criminal colegiada. En este punto, figuras como la fiscal serían importante pues si se observa con lupa no hay mucha diferencia ideológica entre el grueso de la oposición socialdemócrata o casi socialista y los chavistas. Así que se pueden entender perfectamente pues, además, son casi todos petro-rentistas salvo contadas excepciones. Este proceso que podría tener éxito si Maduro no recibe oxígeno con un alza de los precios petroleros puede impactar también en el interior de las fuerzas armadas. Un mensaje de gobierno de rescate de los espacios privados, republicanos, democráticos sin perder el sentido de justicia social bajo la garantía de las armas de un estamento castrense o parte del mismo que no esté infiltrado por la criminalidad, puede calar fuerte y determinar el futuro de Maduro.
El
problema no es grave solo para los venezolanos que lo sufren en sus carnes
propias con miles de detenidos, decenas de asesinados y cientos de torturados.
El problema no es solo para los niños hambrientos. El problema generado por la
relación depredadora entre Maduro, el chavismo colegiado (incluida la facción
del alto mando militar) y el sistema financiero internacional se extiende
también a la región e incluso más allá.
Tenemos
ante nosotros un Petro Estado en vías de fallar o casi fallido controlado por
anillos concéntricos de criminalidad liderados por un chavismo colegiado que
protege elementos de la criminalidad internacional como carteles del
narcotráfico, bacrim, terroristas y encima brinda la fachada necesaria para que
puedan lavar recursos y transportarlo de un lado a otro con claros beneficios
para todos estos elementos. Con o sin protestas en las calles, este
Petro-Estado fallido expandirá sus redes de depredación hasta la minería, las
personas y las finanzas.
En
Venezuela no solo seguirán encontrando refugio, todo tipo de fuerza oscura,
sino que desde Venezuela, dichas fuerzas arrojarán también sus ofensivas sobre
la región. De allí que la lucha que llevan a cabo con sus propias manos muchos
venezolanos decentes en las calles, carreteras y autopistas es claramente la
lucha contra la criminalidad internacional. Lo peor de cada casa.
La
comunidad internacional entiende a su manera esta lucha. Es claro que la clase
política global está, no toda, pero si buena parte, financiada o asociada a
alguna rama de la criminalidad internacional desde la banca internacional hasta
la minería ilegal, el narcotráfico, el tráfico ilegal de armas o la trata de
personas, pero siempre queda una parte algo más decente, instigada por la
ciudadanía y las imágenes de las redes sociales, a por lo menos dar una
declaración altisonante y no más que eso. No puede hacer más.
Libia,
Siria, Nigeria, Sudán, Irak, entro otros, han sido testigos de la nefasta
combinación de personalismo político, guerras, mafias, Petro-Estados fallidos y
se viven las consecuencias día a día en los mismos centros de poder. Venezuela,
ciertamente, se ve lejos de los centros de poder pero el hecho de que las fachadas
de institucionalidad republicana (destruidas por dentro), estén a merced de
mafias criminales con conexiones internacionales abre las puertas para que se
convierta en el principal foco de criminalidad del continente americano
amenazando con mucha fuerza a Colombia, Centroamérica y el Caribe además de
proyección y conexión con las mafias del Mediterráneo, África y Europa. De hecho, ya está pasando.
Con
la permanencia de Maduro y el chavismo colegiado en el poder, la criminalidad internacional
conserva un paraíso con acceso respetable a divisas frescas procedentes del petróleo,
el narcotráfico y la minería conectados a la criminalidad global. Ya se están viendo
las conexiones desde hace tiempo y es tan solo el inicio si no se ayuda a rescatar
la institucionalidad republicana de Venezuela.
Lamentablemente, la única defensa disponible ante
este escenario son los escudos de madera de los chicos venezolanos en las calles
de Venezuela porque de la comunidad internacional es poco lo que se pueda esperar
más allá del micrófono o las buenas declaraciones y los militares venezolanos que en
su gran mayoría son también parte del problema.
Comments
Post a Comment