La parábola de la PDVSA chavista




Disfrutar de la inercia de una empresa petrolera a la deriva luego de una depuración tonta

Cuando Hugo Chávez tomó el control de PDVSA los analistas petroleros no tuvieron duda de que comenzaba una nueva fase de decadencia de la estatal luego de la recuperación vivida en los 90. Pasó de ser una empresa que se estaba optimizando a una que ahora le cuesta pagar sus deudas. Lo que nunca calibraron es que eso ocurriría aún con una de las mejores épocas en cuanto a precios petroleros. Si no hubiese ocurrido aquel ascenso de los precios petroleros, el proceso de deterioro hubiese sido más rápido y no hubiese sido una parábola con el espejismo de aquel boom en las materias primas que indujo a pensar que las cosas podían ir a mejor. Mientras eso ocurría, mientras la ilusión funcionaba, al igual que ocurrió en Petrobras, se estaba dando un saqueo caótico de la estatal petrolera.

En PDVSA las cifras dan vértigos. Las fuentes de la AN y de Marea Socialista llevan a un cálculo que va entre los 100.000 millones de dólares a los 150.000 millones de dólares en pérdidas y corrupción. Petrobras, es un niño chico al lado de estas cifras y eso se nota y mucho en la actual situación de PDVSA.

Todo comenzó en el piso 10 de PDVSA a través de Bariven donde se fundó una suerte de PDVSA paralela a la hora de hacer compras y adquisiciones desviando fondos o sustrayéndolos de forma abierta. Una de las variantes que usaban era la clonación de empresas o usurpación de identidad corporativa para justificar la extracción de fondos. Allí, bajo el mandato de Rafael Ramírez y familia, con perfecto conocimiento de Hugo Chávez comenzó la fiesta. No pocos directores de inteligencia y PCP fueron callados por el mismo presidente a la hora de presentar denuncias sobre el robo masivo que se estaba ejecutando.

En estos momentos la fiscalía de EEUU (se da por seguro que el nuevo fiscal de EEUU, probablemente Jeff Sessions, continúe con la investigación), se prepara para embargar propiedades de docenas de funcionarios de PDVSA en ese país compradas con dinero de la corrupción. La cifra de lo embargable en bienes y propiedades asciende a 15.000 millones de dólares. El trabajo de la fiscalía y varios tribunales americanos junto con algunas instituciones europeas están permitiendo descubrir una de las mayores redes de corrupción de la industria petrolera global.

Para entender con rigor lo que está pasando en PDVSA, recomendamos el informe escrito por Igor Hernández y Francisco Monaldi. Nosotros lo hemos revisado y no deja de impresionar el ritmo y la naturaleza de la destrucción de PDVSA. Este informe nos describe una multitud de situaciones y procesos que han causado una de las mayores debacles corporativas vistas de la historia petrolera.

El daño

Lo primero que llama la atención es la desinversión a partir de 2012 y como se están sintiendo los efectos en este momento en términos de producción o actividad upstream. Ha sido con Maduro que la situación empeoró pero con Chávez ya se asomaba la tendencia.

¿Dónde cae más la producción? Donde la rentabilidad es mayor. En el oriente del país (Anzoátegui y Monagas) con los crudos ligeros. En teoría era donde la nueva PDVSA se iba a concentrar, además de la Faja del Orinoco.

¿En qué campos caen? En donde no está la inversión extranjera. Todo lo que asume PDVSA con su propio esfuerzo se ha derrumbado.

¿Hacia dónde va el crecimiento de las exportaciones? Hacia donde PDVSA debe dinero no donde cobra puntualmente. La mayor parte del petróleo va a Asia, especialmente China e India.

De lo exportado, con la gestión llevada, no todo se cobra. Una buena parte es para justificar el fondo chino y otra corresponde a Petrocaribe. Dinero que se está cobrando muy mal a cambio de votos en la OEA, favores diversos y negocios compartidos.

PDVSA no solo se ha endeudado con los chinos y gestiona mal sus acreencias, también ha emitido bonos con los cuales no ha podido cumplir en las últimas semanas con los intereses, así como créditos con proveedores. Los propietarios de esos bonos son diversos pero una parte no despreciable pertenece a la burguesía tradicional, boliburguesía o testaferros del chavismo colegiado. De allí la puntualidad para cumplir con el pago de sus intereses y servicios. 

Lo llamativo no es que se endeuden por tratar cumplir con inversiones. Lo llamativo es que tampoco cumplen con las inversiones planificadas, tal como se refleja en el informe citado.

El daño está hecho ¿Es irreparable? Desde luego que no siendo una empresa petrolera con amplias reservas. La tendencia clara es hacia la privatización forzada en pleno momento peak de la demanda petrolera. Se podría decir que Venezuela, a fuerza de la depredación de los gobiernos chavistas, está entrando en forma más acelerada a la era post rentista petrolera.

El principal problema es el estancamiento de la producción a corto y medio plazo derivado de la desinversión de los últimos años especialmente en el sostenimiento de los campos de crudos convencionales. 

Se agrega a esto que el gobierno venezolano, dependiente de PDVSA al máximo por haber destruido en la práctica la diversidad del sector privado no petrolero, seguirá haciendo extracción de la facturación de la estatal encargándole incluso actividades no petroleras.  

Pesa igualmente el crecimiento de los costos asociados a la deuda y el incremento de la percepción de riesgo por parte de los tenedores de bonos y socios de los joint-ventures activos o por venir, así como sus proveedores.

La distorsión macroeconómica, particularmente la sobrevaluación de la moneda local, incrementa los costes operacionales por no hablar de la inflación y el mercado negro cambiario impactando la mayoría de las veces en forma negativa a las compañías socias y proveedores.

De todo esto, lo más peligroso son las restricciones de inversión para la reposición de las reservas y recuperación de la producción de crudos.

Este peligro se complementa con la precariedad del sistema de mantenimiento de los activos de PDVSA. En estos momentos, hay un déficit de 50% de repuestos para equipos de producción y refinación. En el caso de válvulas hay un déficit de 70% pero la que más asombra es el déficit de horas ingeniería que llega a un 40%.

El resultado de todo este declive se ve incluso en la producción por empleado por parte de la corporación. Por más que han intentado actualizar a su plantilla ésta se ha escapado tras la búsqueda de nuevos horizontes y mejora de sueldos. 

Esto se evidencia igualmente en la mala operatividad técnica de la corporación. Por ejemplo, en las operaciones de perforación se estima que los taladros operativos lo están solo un 40% del tiempo contratado. Hay zonas en la Faja que ese porcentaje llega a 50% porque los equipos no son compatibles con las instalaciones existentes y la geología del terreno, además de la falta de experiencia del personal propio de PDVSA operando estos equipos y su logística.

La mayor parte de los pozos necesitan gas comprimido a fuertes presiones debidamente controladas para poder hacer recuperación secundaria. Se está registrando un serio déficit en la gestión de dicha presión provocando verdaderos desastres ecológicos como quemar el gas por no saberlo inyectar. Esto, que fue superado por PDVSA y gran parte de la industria global en los 80, es un serio retroceso y podría implicar un grave peligro por derivar muy probablemente en serias explosiones en zonas urbanas aledañas, especialmente en Furrial (la tierra de Diosdado y Carvajal), Anaco (oriente del país) y la Costa Oriental del Lago (Occidente del país). Los problemas de mantenimiento agravan aún más la situación.

Los problemas eléctricos también se dan en el sector petrolero, especialmente en el downstream o refinación, pero no son muy publicitados. La razón más importante es que buena parte de estas instalaciones están conectadas a la red nacional y PDVSA no ha hecho bien el trabajo de generar el respaldo respectivo.

Los procesos industriales reflejan también un extremo descuido en los procesos de mantenimiento, especialmente en las unidades de mejoramiento de crudos de la Faja del Orinoco. Hay maquinarias inactivas y un rango de accidentes laborales que ponen en riesgo las operaciones más allá de lo aceptable. Esto es algo que reclaman y mucho los socios extranjeros involucrados en estos proyectos. La consecuencia más notable es la disminución de la capacidad de producción. Por ejemplo, los mejoradores de Jose están diseñados para procesar 1 millón de barriles diarios pero solo procesan 600.000 barriles diarios en este momento. Igualmente la capacidad de almacenamiento ha disminuido notablemente en un 40% pues no le hacen servicios a los tanques de almacenaje (Ver informe citado arriba). Ni hablar de la capacidad para hacer mantenimiento a los sistemas de carga y descarga en puertos. Las fallas en los mismos han forzado más días de espera a los tanqueros que vienen a por petróleo crudo cargándose la factura a PDVSA como corresponde en los contratos. Aquí también la electricidad es un factor importante. Se estima que en 2015 los costes operativos por estos fallos fueron de 300 millones de dólares.

Cada uno de estos descuidos o fallas de mantenimiento resultan desde luego en serias dificultades operativas en términos de seguridad industrial con impacto en el ambiente y los trabajadores desde el derrame de Guarapiche, pasando por la gran explosión de Paraguaná hasta los constantes incendios en refinerías. 

Algo que no se publica son las fallas en las aguas residuales afectando a cerca de 45 playas y ríos en el territorio venezolano por no hablar de la contaminación del aíre en el eje Puerto la Cruz-Barcelona debido a la acumulación de azufre y coque en el Complejo Jose.

Por último, el crimen organizado. Sí el crimen organizado ha afectado empleados y proveedores a través de hurto, asaltos a mano armada, homicidios, extorsión y secuestros en instalaciones petroleras. Los hurtos se enfocan en instalaciones o materiales eléctricos afectando la operatividad de los pozos. Se roban también piezas de los mismos pozos para usos industriales variados o pasarlos para el mercado negro global. A eso se agrega la piratería en áreas fluviales, lacustres y marítimas.

¿Qué puede pasar?

PDVSA, tal como era de esperar está al borde del default. El incremento de los precios a un rango de 63 dólares el barril a partir de enero podría ayudarle a mantener a raya ese escenario[1]. No es descartable. Una caída por debajo de los 45 dólares la dejaría en default. 

Otra dinámica tiene la República pero un default en PDVSA si bien técnicamente no la afecta directamente sí le impacta en distintos campos pues depende de PDVSA para poder cumplir con sus servicios de deuda.

La gestión de Eulogio del Pino está dando muy malos resultados y de allí que pidan su cabeza. No es que Ramírez lo haya hecho mejor. En el caso de Ramírez, tal como ocurrió con Chávez, tuvieron suerte y mejores precios. Jugaban todavía con la inercia operacional del boom. Si bien Ramírez había hecho un par de propuesta para aligerar la carga de PDVSA que Maduro no aceptó, este igualmente hubiese pasado por este trance porque el deterioro es estructural derivado simplemente de una explotación financiera y una gestión laboral destructiva para la corporación.

Ramírez sonó hasta hacer poco para volver pero igualmente suenan otros nombres, algunos militares y uno que otro colaborador de Maduro. El problema está en que para que PDVSA se recupere tiene que dejar prácticamente en manos privadas la operatividad de los crudos no convencionales y dedicarse únicamente a los convencionales. Un giro táctico de forzar la apertura completa a capitales privados en la Faja que es la que da menor rentabilidad y tratar de abordar con recursos propios los convencionales (algo casi imposible por falta de dinero y personal preparado), o apoyado en privados pero bajo la fórmula de prestación de servicios, podría ser la estrategia adecuada para recuperar a PDVSA pero eso solo cuenta a medio y largo plazo. No resuelve la situación de potencial default en el corto.

De la misma forma, la capacidad operacional y preparación de su personal, su remuneración, sistema de carreras y auditoría interna tiene que mejorar sustancialmente. De lo contrario seguirán siendo un barco a la deriva.

Si un juicio del Ciadi ordena pagar a PDVSA grandes cantidades, pierde los activos de Citgo y se incrementa su deuda a niveles apocalípticos pues la mitad los tiene comprometidos. Si se declara en default, pierde la otra mitad de Citgo. Con la última operación no puede vender a Citgo, ni siquiera la mitad sin compensar a los acreedores que oh sorpresa, algunos están o trabajan en lo privado para miembros del gobierno.

Así que se está en una brecha alarmante mientras la AN hace una investigación de peso que traerá serias consecuencias futuras para el chavismo si se triangula debidamente con las instituciones de EEUU, Europa, Japón, India y China.

Sin duda hay posibilidades de que más de un responsable escape con el botín, pero hay muchas evidencias que indican que al menos perderán parte del mismo si algún tribunal o fiscal extranjero decide proceder en consecuencia.

Si la fiscalía americana procede al embargo que se espera, sería el traspaso de riqueza petrolera más importante desde Venezuela a EEUU desde la época de Gómez (ladrón que roba a ladrón…).La paradoja de este tipo de situación está en que tanto proteger el petróleo de las transnacionales y EEUU para terminar debilitando aún más a la industria venezolana obligándola a una privatización forzada y lo robado más que disfrutado en tierra yanqui, decomisado por sus autoridades. 

Lo que rápido viene, rápido se va y el camino al infierno está adoquinado de buenas intenciones nacionalistas petroleras.


[1] Hoy al 30 de noviembre a las 15:00 horas el WTI está en 49,90 y subiendo.

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