Venezuela y el colapso sistémico de Gabaldón





El colapso sistémico

Arnoldo José Gabaldón en una entrevista en Prodavinci[1], llamó la atención sobre la elevada probabilidad de un colapso sistémico en Venezuela. Un colapso de todos los servicios públicos y el funcionamiento general del Estado. Es la mejor manera de definir lo que podría acercarse para las próximas 4 semanas. La clave está en el agua. Con ella se define no solo la distribución del vital líquido, sino el suministro eléctrico y los procesos de refrigeración de los sectores petroleros y no petroleros (incluyendo el minero). Por si fuera poco, el resto de los ámbitos de la vida de los venezolanos como la educación, la distracción, la alimentación o la seguridad pueden colapsar definitivamente provocando un estado de definición necesaria.

En términos de normalidad, se está a las puertas del fin de la temporada seca y la aparición de las lluvias, como es de esperar a partir de abril y mayo, podría contribuir a desmontar el escenario de colapso sistémico del país. 

Ocurre que no necesariamente este colapso sistémico influya por si solo en un cambio político. Maduro contra pronóstico está resistiendo como lo hizo Chávez en sus peores momentos y la oposición se toma su tiempo obedeciendo al gradualismo que últimamente le caracteriza. Los precios petroleros inician su ligero repunte tal como se esperaba (aunque aún se tiene que esperar cómo reacciona el mercado ante el crecimiento en 900.000 barriles diarios de las exportaciones iraníes en los últimos dos meses), y es factible que para la primavera inicien un repunte aún mayor, lo cual, aunque no sirva mucho para volver a la época de vacas gordas, si ayuda a resolver temas o por lo menos evita el derrumbe definitivo.

No obstante, el colapso sistémico está a la vuelta de la esquina y es un escenario bastante tenebroso para la estabilidad de Venezuela y la región.

Agua

Se espera que el fenómeno de El Niño remita en junio y en abril-mayo comiencen las lluvias aunque en menor cantidad de lo normal para terminar normalizándose a partir de julio. El problema es que la cantidad de lluvia pueda compensar la actual sequía que ha hecho que incluso los caimanes de la cuenca del Tuy terminen emigrando a las ciudades costeras. 

Lo que lo hace más grave no es que se manifieste una fuerte sequía sino las consecuencias de la pobre inversión en sistemas de agua potable, pantanos y desde luego mantenimiento de los existentes en los últimos 18 años. Solo como ejemplo, en 1958 existían 180 hectómetros cúbicos de almacenamiento y esa capacidad creció a 7.300 hectómetros cúbicos entre 1958 y 1998 para luego solo crecer en la mitad de ese período, entre 1998 y 2016, 130 hectómetros cúbicos. Todo esto cuando la población ha crecido durante este último período cerca de 34%.

Adicionalmente, no solo hay un retraso en la capacidad de almacenamiento, así como el dragado de pantanos y fuentes hídricas importantes, también en el cuidado de las cabeceras de las mismas y el mantenimiento en plantas de tratamiento y sistemas de distribución.

A la hora de un período de sequía fuerte o prolongada el resultado de esta deficiencia en inversión y gestión se nota (incluso ahora más que durante el último fenómeno del niño entre 2009 y 2013). Hoy el 60% de las manifestaciones se deben a fallas de agua, incluso por encima de las fallas en comidas y medicinas que causan el 20% de las protestas.

Electricidad

El 65% de la electricidad del país es producida por la cuenca del Caroní a través de sus principales represas Guri y Macagua. Esta cuenca está sufriendo los embates de la sequía y en gran parte agravado por la destrucción de las cabeceras del Caroní causada por la minería ilegal (protegida por sectores de la GN, el ejército y el gobernador del estado Bolívar). El resto de la generación energética es termoeléctrica y las plantas responsables de esta generación están fallando igualmente por deficiencia de gestión e inversión en todas las fases de mantenimiento. Situación que se extiende también a las redes de transporte y distribución. De la misma forma que pasa con el agua, la infraestructura eléctrica no se ha acoplado al crecimiento de la demanda y tiene igualmente una relación con la sequía que actualmente se vive. Solo la activación de las lluvias en las cuencas del Caroní podría equilibrar la fase de generación que antes no estaba tan tocada como si el transporte o transmisión a gran escala.

Petróleo

No solo a nivel de producción de crudos, especialmente mejorados, que no terminan de levantar cabeza, sino sobre todo a nivel downstream o refinación. El promedio de accidentes está creciendo a tal punto que se espera otro accidente de enorme envergadura como el ocurrido en el complejo refinador Paraguaná (CRP), hace 4 años[2]. Durante febrero se materializaron varios incendios, uno en la planta 3 de Cardón (CRP), luego de una fuga masiva en una unidad catalítica, otro accidente ocasionado por un estallido en la planta de alquilación, un incendio en la planta CD4 y otro en la CD1 (todos en CRP). CRP está produciendo solo 50.000 barriles diarios de los 300.000 que estaba produciendo en los últimos años (es una planta que antes de 2002 producía 1.000.000 de barriles diarios de productos refinados, buena parte para exportar).

Se está llegando a un rango cercano de 300 eventos o accidentes al año que pueden derivar en un colapso definitivo. Antes se producía cerca de 1,3 millones barriles diarios de gasolina y otros productos refinados en Venezuela. Hoy en día contando no solo con CRP sino con el resto de las refinerías se produce 200.000 barriles diarios y el país necesita más de 500.000 barriles diarios para consumo interno. Venezuela incrementa sus importaciones de crudos con los meses y China y Cuba son los intermediarios en la compra de refinados o crudos diluyentes para Venezuela dejando fuertes comisiones en el camino. Este es en sí un foco de corrupción.

¿Puede Venezuela superar el riesgo del colapso? Al parecer está a la vuelta de la esquina y ya está suponiendo un grave problema para la región latinoamericana. En tal sentido, se debe estar alerta al cielo y sobre todo a lo que se decida en Caracas.


[1] Arnoldo José Gabaldón: “Aquí hay un colapso sistémico y prolongado”; por Hugo Prieto http://prodavinci.com/2016/03/20/actualidad/arnoldo-jose-gabaldon-aqui-hay-un-colapso-sistemico-y-prolongado-por-hugo-prieto/

[2] Con 42 muertos y 2.000 millones de dólares en pérdidas.

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