2016 y sus giros energéticos
Sabemos
que veremos un 2016 con precios petroleros bajos (salvo algún tipo de
imprevisto en la cadena logística).
Igualmente
veremos que la ofensiva sobre el Estado Islámico terminará por estabilizar el
norte de Irak y las negociaciones entre el gobierno y la oposición siria (que
comenzarán el próximo 25 de enero), mejorarán el entorno de sus yacimientos.
También
registraremos cambios de humor geopolítico con el descubrimiento de nuevos
yacimientos en el Mediterráneo Oriental, así como otros de menor envergadura en
África y Latinoamérica, la suspensión de subsidios al consumo de hidrocarburos
en los mercados domésticos de Asia, la liberación de las exportaciones de
petróleo americanos y la llegada también del GNL americano a Europa.
Estos
hechos terminarán por marcar un año con giros energéticos significativos en el
marco de una etapa histórica que culminará en 2020 y que estará caracterizada
por un abandono progresivo del petróleo como materia prima, la expansión de la
oferta a pesar de los árabes y gracias a
la innovación tecnológica y el debilitamiento de la capacidad negociadora de la
OPEP en consecuencia.
Tal
vez sea motivo de alegría para muchos que el 2016 sea un año ahorrativo en la
factura energética pero de tristezas para otros, sobre todo aquellos que no
solo no supieron diversificar a su economía, sino potenciar a tiempo su
capacidad de producción.
Para
gran parte de los observadores, la baja de los precios desactivará muchos
proyectos de exploración y producción y eso tendrá efecto en la oferta futura,
pero también es cierto que la innovación tecnológica está derrumbando los
costes y su expansión a esas zonas necesitadas de desarrollo tal vez terminen
por vencer la estrategia árabe de sacar producción costosa.
En
tal sentido, nos enfrentamos a la tesitura de ver como una materia prima como
el petróleo crudo, aún estratégico, no solo está siendo progresivamente
abandonado gracias a la impronta de los cambios tecnológicos sino que en
paralelo tendrá una oferta garantizada más allá de la convencional o de los
reservorios tradicionales. La expansión de otras técnicas hará más accesible
nuevas reservas y la recuperación secundaria de viejos yacimientos a un coste
bajo y competitivo.
Eso
lo notaremos con fuerza en el 2016, pero también, haciendo caso omiso de la
baja de los precios petroleros, el avance tecnológico en la implantación de
renovables, sistemas de almacenajes y dispositivos de consumo inteligente.
Igualmente,
cada vez más en las redes sociales y en las calles observamos el estado de
ánimo global respecto a las consecuencias del cambio del comportamiento de las
temperaturas, la frecuencia e intensidad de tifones y huracanes y el mismo
fenómeno cíclico del Niño. Ciertamente, la
preocupación por parar de contaminar es aún mayor.
Esto
afecta sobre todo al carbón y el petróleo y beneficia al gas natural y las
renovables. Desde hace tiempo ha dejado de ser un tema de filantropía o sueño
verde. Ahora es una necesidad y bien lo puede explicar un chino, un chileno, un
español como un colombiano.
El
problema está en que no todo avanza a la velocidad adecuada en términos de
políticas públicas. El ciclo de necesidad de desarrollo, explotación de
minerales, agroindustria, industria, tecnología, consumo masivo de bienes,
lleva al hecho de que los frenos para detener este coche llamado “mundo no
sostenible”, no funcionan oportunamente.
París
ha sido un buen intento pero falta por ver cómo se comportan los comprometidos,
especialmente China y EEUU. En nuestra opinión somos muy pesimistas y aquí está
la principal y maligna consecuencia de una caída de los precios de los
hidrocarburos. Al final del día, el hecho mismo de respirar mal no es tan
preocupante como tener la cartera vacía y si puedo tener más dinero consumiendo
los hidrocarburos para empujar mi negocio por qué apostar a las renovables que
tienen aún la complicación de la intermitencia.
En
ese sentido, estimamos que 2016 marcará un ciclo beneficioso económicamente
pero negativo climáticamente. No hace falta explicarlo. La madre naturaleza nos
lo está diciendo cotidianamente y a veces con una contundencia de tal magnitud
que quitamos la vista de nuestros bolsillos y logra que pensemos aunque sea por
unos segundos en lo que estamos haciendo.
A
un día le sigue otro y hay que llevar la comida a casa y satisfacer nuestros
placeres. 7.000 millones de complejos sistemas de motivadores y placeres. Eso
marca nuestros ciclos energéticos y pensamos que para mal a pesar de los
interesantes avances y cambios de comportamientos que estamos observando.
Con
este pesimismo inevitable con algunas pintas de optimismo a largo plazo, nos
despedimos por este año no sin antes desearles un feliz año 2016.
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