¿Y cómo avanza el precio del petróleo?




Ya se siente la presión en los yacimientos y proyectos costosos a escala global. Cualquier error en proyecciones geológicas exploratorias y de perforación cuesta mucho recuperar con esto precios. De allí que Shell asuma una posición mucho más conservadora y se retire del Ártico o Rusia y Noruega hagan un llamado a sus actores económicos no petroleros a proyectar su capacidad de diversificación y competitividad para compensar la caída de sus ingresos petroleros (teniendo fuertes reservas o fondos para resistir el derrumbe). 70 dólares el barril resulta el nivel más competitivo para iniciar proyectos aguas profunda o de difícil estructuración geológica. 100 dólares el barril constituye para muchas petroleras el punto de equilibrio para el mercado. Lo mismo piensan muchos países OPEP pero los más preparados financieramente han dejado abierta la válvula para que el mercado limpie el futuro potencial expansivo de sus competidores. Por esa razón, EEUU, aunque ha resistido con fuerza, más temprano que tarde comenzará a restringir la expansión del negocio shale pero incluso en países OPEP y NO-OPEP los proyectos que no tengan apalancamiento real comenzarán a cerrarse hasta una nueva recuperación. Una ralentización más que una cancelación.

La demanda por su parte se mantiene a un ritmo de crecimiento a pesar de las dificultades macroeconómicas asiáticas. Es factible que siga así en 2016. Para el segundo semestre de ese año la restricción del crecimiento de la producción procedente de proyectos costosos (OPEP-No OPEP), incluyendo la decadencia de la industria en países como Venezuela o debilitamiento como en Libia, Colombia o Kuwait, hará que los precios suban a un nivel que podría superar los 60 dólares. La sobreoferta cederá para esos meses.

Aún falta para ese momento, pero no quedan dudas que el mercado está dando las señales que buscaba Arabia Saudita, no a la velocidad que los analistas quieren estimar pero si como los sauditas tenían pautado. En este momento, no hace falta intervenir. Los precios actuales permiten que la producción barata árabe salga al mercado y paraliza las posibilidades de expansión de la capacidad de producción que pueda generar una oferta futura más comprometedora. Es un asunto que va más allá del shale americano. Es global.

Lo mejor en ese sentido para los árabes e incluso para los persas es no intervenir. Solo incrementar la capacidad de producción de crudos competitivos a estos precios para así luchar con fuerza por cuotas de mercados en momentos que se haga realmente necesario recortar. Pero visto lo visto, los recortes vendrán en forma más natural, sin reunión OPEP.

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