La montaña americana del mercado petrolero global y su impacto en Venezuela
La abundancia petrolera y el comportamiento de los inventarios de la
mano del acuerdo iraní y la economía china
En economía todo commodity funciona cíclicamente.
Cualquier variable gira la rueda hacia otra cara de la realidad. Es un
principio básico de la economía. El problema es saber con precisión cuando y a
qué velocidad gira esa rueda y nos topamos con el paisaje de las vacas flacas.
En el caso del petróleo, todos los analistas y
expertos saben que los precios suben y bajan drásticamente si no hay una
cartelización eficaz y que mantenga el control de la oferta. Por breves
momentos la OPEP casi logró esa función. Pero la oferta se ha ido
diversificando más allá de la soberanía de sus miembros y la innovación
tecnológica petrolera ha permitido ampliar los límites geológicos y financieros
en el campo de la exploración, producción, transporte y procesamiento.
No hay fondo de inversión, ni agencia económica
ni gobierno que pueda si quiera aproximarse a predecir con exactitud los
niveles de las cotizaciones petroleras. Por más sistemas multi-variables que se
hayan diseñado, un negocio como el petrolero, en el fondo tan sencillo, pero
repleto de especuladores e inversionistas o gobiernos de todo pelaje, resulta
poco predecible. Hoy se habla de abundancia. Ayer de peak oil. Tal vez volvamos
a hablar del mismo con menos frecuencia ya que la evolución tecnológica hará
que poco a poco comencemos a prescindir del petróleo y pasemos a otro ciclo
energético más diversificado, pero mientras eso ocurra en 30 o 50 años, el
petróleo seguirá en el centro del escenario junto al carbón y el gas natural.
Hoy hay abundancia petrolera pero cuidado. Una
abundancia producto de los proyectos iniciados a precios de hace cuatro
trimestres. Esto quiere decir que dicha abundancia puede descender pero las
reservas para ser explotadas en un retorno de los precios altos seguirán allí.
Otro ciclo de sobreproducción en puertas es fácil de esperar.
En estos momentos dos variables empujan al
pesimismo en los mercados. Los iraníes se preparan a comerse Asia Pacífico con
las reservas más baratas de producir a su disposición y China ya no tira de la
demanda global como todos esperaban. Para más sufrimiento, los americanos se
reacomodan para tensionar la cuerda e intentar producir petróleo así sea al
menor margen posible pero siempre y cuando de un centavo de ganancia mantener
la actividad. Ciertamente, ese reacomodo resultará en las fusiones o
adquisiciones dentro del sector no convencional pero allí seguirá con fuerza
dicho sector al menos hasta 2020. Ellos no harán el sacrificio. Que el trabajo
sucio de equilibrar los precios lo hagan los petro-estados OPEP o no OPEP necesitados
de precios elevados es su lema.
Luego está la producción africana y
latinoamericana no OPEP que bajo gestión privada sigue avanzando y aguantará
hasta nuevos ciclos favorables.
Desde luego saldrá producción costosa del
mercado. Sobre todo las arenas bituminosas del Canadá, la procedente de aguas
profundas y una parte de las reservas más costosas de Venezuela y Rusia.
Pero lo que es malo para el actor petrolero es
bueno para el consumidor aunque en el fondo ambos siguen ganando. La bajada de
los precios petroleros ha beneficiado a los consumidores haciéndole ahorrar
cerca de 200.000 millones de dólares en territorios de EEUU, Canadá, Reino
Unido, la Euro-Zona y Japón.
Capturar inversionistas y la ley de la petropolítica
Al no ser rentables muchos campos con estos
precios las petroleras han tomado medidas y qué decir de los fiscos de los
petro-Estados.
La caída ha provocado que los petro-Estados
terminen afectados fiscalmente, sus monedas debilitadas e incluso sus proyectos
políticos autoritarios (en algunos casos) en riesgo de crisis. La ley de la
petropolítica explicada una vez por Friedman a Moises Naim en una servilleta en
una comida en Washington se cumple a rajatabla. Cuando los precios bajan los
regímenes autoritarios ceden espacios, de repente abren sus brazos y deciden
recibir el apoyo del sector privado global. Algunos tardan en resistirse pero
la mayoría al final cede de alguna manera.
La bajada de los precios no solo afecta a estos
petro-Estados. Las empresas petroleras se han visto obligadas a despedir a más
de 70.000 trabajadores a escala global y cerrar múltiples proyectos
especialmente en Canadá, Latinoamérica y el Golfo de México. Solo en Alberta
(Canadá), las inversiones han descendido 40% respecto a 2014. Eso tendrá un
resultado futuro equilibrador. La producción costosa de arenas canadiense
saldrá del mercado. Algo similar, aunque en menor medida se espera de
Venezuela.
Al final todo se equilibra aunque la oferta no dejará de jugar su
nuevo rol
Las grandes corporaciones petroleras han dejado de invertir cerca de
200.000 millones de dólares en nuevos proyectos. Curiosamente, más o menos lo
mismo que lo que han ahorrado los consumidores de los países OCDE. Se han
diferido cerca de 50 grandes proyectos de petróleo y gas natural dejando en el
subsuelo cerca de 20.000 millones de barriles de reservas probadas, algo más
que el equivalente de las reservas probadas de México por ejemplo. No se
aprobarán para 2015 no más de 4 proyectos de gran envergadura. Los países donde
más se sentirán estos recortes serán: Canadá, Australia, Indonesia, Noruega,
Nigeria, el Golfo de México (EEUU y México), Angola, Kazakhstan, Chipre, Reino
Unido, Rumanía, India, Malasia, Venezuela, Túnez e Irlanda.
Los productores de shale de EEUU no serán tan
afectados como se espera. Solo aquellas empresas que tienen sus finanzas
comprometidas terminarán siendo compradas por sus competidoras, tales como
Continental Resources, EP Energy y Halcon Resources. La mayor parte de las
empresas de la región de Bakken en Dakota del Norte no se verá afectada. La
clave está en si el descenso de los precios del petróleo se mantendrá más allá
de 2016. Allí las dificultades comenzarían a aparecer.
Aún así empresas como Gazprom, ExxonMobil, ENI,
BP, Petrochina u Occidental están tras las pistas de algunas de estas empresas.
Un fenómeno lógico que impulsará al reacomodo de activos dentro de la misma
industria.
Mientras eso ocurre hay un renacimiento automotor
en EEUU y otras economías emergentes lo cual a finales de 2016 terminará
incentivando la oferta aunque aún hay reservas sobre su impacto.
La oferta, con una China que podría expandir su
etapa de relativo estancamiento, no necesariamente se dispare a los niveles
vividos en los últimos 10 años. Esto hace pensar y mucho, tomando en cuenta que
la tecnología hace posible bajar la estructura de costes favoreciendo a la
producción No-OPEP ¿Cuál será el rol de la OPEP en el futuro cercano?
La utilidad de la OPEP
El cartel siempre tiene poder de incidencia pero
ahora necesitaría del soporte de otros exportadores como México, Noruega o
Rusia.
El problema es si de nuevo podrán organizarse con
dos de sus países bajo guerra (Irak y Libia) y otro con mucha hambre de mercado
como es Irán.
Todas las miradas en ese sentido apuntan al
interés de Arabia Saudita. El reino lidera la producción dentro del cartel y no
ve con buenos ojos una expansión de Irán. En ese sentido, ha hecho un gran
esfuerzo por preservar mercados tanto en la fase aguas arriba como aguas abajo
(refinación). A pesar que en los últimos meses ha bajado en 200.000 barriles
diarios sus exportaciones (en gran parte debido a exigencias del consumo
interno), aún mantiene su objetivo sobre todo cuando Irán está en su puesto de
salida para atraer inversiones y sacar su capacidad de producción excedente. El
coste para el reino está en sus reservas monetarias y estas se están quemando a
una velocidad significativa. Dichas reservas ascendieron al final de 2014 a la
cifra de 800.000 millones de dólares pero en lo que va de año ha quemado parte
de las mismas a un ritmo promedio mensual de 20.000 millones de dólares. Un
poco más de 100.000 millones de dólares menos en 6 meses. En tal sentido, el
reino busca mecanismos financieros para que ese gasto se ralentice y uno de
ellos es el mercado de bonos a escala global ¿Cuánto aguantará Arabia Saudita
en su cometido de no organizar un recorte? Al ritmo al que descienden los
precios indican que en septiembre el reino dará una voz de alerta para
equilibrar el descenso entre los 40 y 50 dólares y en caso que el mercado no
responda es muy posible que la OPEP, no sin conflicto interno, apueste a un
recorte concertado para el mes de noviembre de 2015. Ese sería el milagro que
se espera en PDVSA.
PDVSA en todo esto
PDVSA ha intentado estabilizar la producción e
incluso incrementarla pero el caos de su gestión interna en el terreno
dificulta el cometido.
La caída en el precio internacional del petróleo
ha hecho que los ingresos por ventas de PDVSA se hayan reducido de US $ 125 mil
millones en 2012 a US $ 114 mil millones en 2013, y luego a US $ 105 mil
millones en 2014.
Este ritmo es alarmante y con las peticiones
constantes del gobierno de mantener la presión tributaria hasta las elecciones
de diciembre afectará aún más la capacidad de recuperación. Por ello si la OPEP
lograra acordar un recorte importante, Venezuela quedaría más favorecida que
afectada pues parte de la producción que ella tenga que sacar del mercado
seguramente será la más costosa de la Faja del Orinoco.
¿Qué hace Venezuela y qué piensa hacer para superar el vértigo de los
próximos trimestres?
Como se sabe el 96% de los ingresos por
exportaciones venezolanas son petroleras. Cada vez que el precio del petróleo
desciende un dólar, el país deja de recibir 700 millones de dólares al año. Sus
reservas monetarias son las más bajas en 12 años y ascienden a 15.500 millones
de dólares (de acuerdo a cifras oficiales). Existe el riesgo de default para el
segundo trimestre de 2016.
Podría cobrar cuentas en el Caribe por una deuda
de 11.000 millones de dólares por concepto de créditos de Petrocaribe pero eso
en términos financieros y políticos inmediatos no es posible. Podría vender más
activos de Citgo que están en estudios o prescindir de la ayuda a Cuba que ha
venido efectivamente descendiendo pero tampoco bajo este régimen se toma como
viable.
La opción que le queda es producir más petróleo,
abrirse gradualmente al mercado privado o esperar una recuperación de los
precios del petróleo. Es decir, un milagro. En Miraflores creen en los milagros
y la evidencia histórica le ha dicho que si, que puede volver a subir.
Así este país está sujeto por tres variables: 1)
el milagro de una recuperación de las cotizaciones petroleras, 2) la unión de
sus camaradas en torno a mantenerse en el gobierno y 3) la capacidad de
represión de las fuerzas armadas en caso de revuelta
popular.
Aún Venezuela no ha recibido el impacto de esta
bajada de precios. La sentirá en tres meses. Es decir, en noviembre. En ese
momento veremos un escenario bastante crítico si el gobierno no toma medidas de
estabilización macroeconómica.
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