Perspectivas del mercado petrolero global entre mayo y septiembre de 2015 y sus implicaciones

La oferta mundial de petróleo está ubicada en 95,5 millones de barriles diarios y la demanda en 93,5 millones de barriles diarios (mb/d). Existe una sobreoferta de 2 millones de barriles diarios en gran parte por la expansión de la producción OPEP que ha compensando la poca caída que ha sufrido la producción no convencional (más costosa).

Solo en marzo de este año la producción OPEP creció 900.000 barriles diarios, mientras que la producción No-OPEP creció 100.000 barriles diarios.

La situación podría cambiar si durante el verano del hemisferio norte el crecimiento de la demanda en el sector transporte termina por drenar los inventarios de las refinerías obligándolas a tomar más crudos de los mercados globales. A pesar de este fenómeno estacionario no se espera un crecimiento de la demanda tan elevado y el mercado retornará a una situación de sobreoferta en la medida que el descenso de los precios a los niveles actuales 53-63 dólares por barril para el WTI y Brent respectivamente no han acelerado la salida de la oferta no convencional a escala global.

Hasta ahora solo han salido de producción cerca de 200.000 barriles diarios y la meta de la OPEP es que salgan cerca de 2 millones de barriles diarios. Eso en parte está tardando porque la reducción de los costes de las productoras no convencionales, sobre todo en EEUU, ha ampliado su rango de resistencia.

Solo un descenso del nivel 43-53 dólares por barril podría quebrar dicha resistencia y ese momento, que se puede estimar para el cuarto trimestre de este año, la OPEP, especialmente Arabia Saudita, podría ver cumplido su objetivo.

A partir de ese punto, la OPEP comenzará a tomar medidas para restringir su propia oferta y así levantar los precios, siempre y cuando la producción que ha salido, la más costosa de EEUU, haya implicado el quiebre de varias empresas productoras americanas de tal forma que no vuelvan a levantar la producción en forma inmediata una vez recuperados los precios durante el período 2016- 2017.

Se debe estar claro que para muchos analistas la OPEP libra una batalla perdida y no necesariamente la caída de los precios derive en una salida de la producción más costosa. Se paralizarán muchos proyectos pero estos retomarán su ritmo cuando los precios suban.

La OPEP liderada por Arabia Saudita, en ese sentido, piensa en términos menos conservadores que los habituales y a corto plazo. Es decir, piensa en trimestres de restricción y trimestres de expansión de cuotas de producción. Al momento de la restricción las negociaciones de las cuotas dependerá y mucho hasta qué punto ha llegado a producir cada país miembro. Esa es la razón por la cual los países de la OPEP están ampliando su producción, sobre todo Arabia Saudita, Irak, Kuwait, Nigeria e Irán.

En cuanto este último país incremente su producción luego de la liberación de las sanciones los precios bajarán por una sobreoferta aún mayor. A la hora de sentarse a negociar cuotas, el que tenga más producción en el mercado sufre menos. Arabia Saudita observa con detalle el comportamiento de la producción iraní para lanzar una reunión antes que los campos persas más costosos pero aún operativos con un barril superior a los 20 dólares e inferiores a 40 dólares reactiven su producción con soporte externo y financiación procedente del exterior.

Se debe recordar que la OPEP es un cártel con múltiples posiciones dependiendo de los miembros y donde algunos de sus países están afectados por serios conflictos o elevados costes de producción.

Libia, Venezuela, Nigeria, Irak, Argelia e Irán en teoría son los países más afectados. En este momento, los dos primeros son los que no se están librando de las dificultades. El resto se está recuperando, incluyendo a Irak con el Estado Islámico encima.

Libia por su guerra civil y Venezuela por su incapacidad operativa han reducido su capacidad de producción. Irán está saliendo adelante con el fin de las sanciones y es muy posible que a principio del año entrante esté agregando más de 500 b/d a su cartera de exportaciones.

Todos estiman que la producción no convencional de EEUU llegará a un pico dentro de 5 años pero mientras tanto seguirá su ritmo creciente gracias a una mejora sustancial de la tecnología y su impacto en las estructuras de costes. Eso no quiere decir que no se restringirá la producción de este tipo de crudos siempre y cuando los precios no bajen de los 40 dólares por barril. La OPEP tampoco puede aguantar este pulso por uno o dos años más. Llegará a un momento que por más que estén impactando negativamente en las cotizaciones dicho impacto no será exclusivamente para la producción no convencional norteamericana como ya está pasando sino para la producción costosa de sus propios miembros.

Así que la expansión de la oferta es un arma de doble filo que al final podría hacerle daño a la OPEP no tanto por los bajos precios sino por la eficiencia del consumo final.

Se estima que en Europa y EEUU el consumo, al menos en el sector transporte, seguirá disminuyendo gracias a la eficiencia de consumo en vehículos de todo tipo. En otras palabras, sobrará petróleo no solo por la OPEP sino porque los mismos consumidores están migrando a fórmulas (hábitos y tecnologías) más económicas que el simple consumo de hidrocarburos.

A corto plazo, si bien se ha registrado en las últimas semanas un comportamiento ascendente de los precios, la sobreoferta que se está registrando tanto de la OPEP como desde los países no OPEP terminará induciendo a variaciones notables de las cotizaciones pero siempre apuntando a la baja hasta que la misma OPEP decida restringir la producción. La clave estará en el comportamiento de la demanda durante este verano.

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