Smart grids en las economías
emergentes
Siempre al visualizar el panorama de la sostenibilidad y
la seguridad energética desde la contaminación en Beijing hasta la masacre de
una Planta de Gas en Argelia, nos preguntamos qué alternativas tenemos a la
mano para evitar en lo posible callejones sin salidas ocasionados por la mala
gestión de la oferta y demanda energética a escala global.
Inmediatamente, junto a las renovables, la generación
distribuida, las smart cities y las micro-grids aparece como potencial solución
la integración de las TIC y la distribución eléctrica, es decir, las smart
grids o redes inteligentes.
Las smart grids siguen dando que hablar y avanzan a una
velocidad asombrosa desde los países avanzados hasta las economías emergentes.
Por múltiples razones los proyectos pilotos evolucionan
dejando un buen sabor de boca en distintas partes del planeta.
Una de las últimas experiencias se ha registrado a través
de un equipo del Center for Energy and Environmental Economics (UCE3) de la
Universidad de California, que experimentó sobre los efectos de una tarifa de
precios variables con smart meters, sobre la conservación de energía en 437
hogares de Connecticut. Este estudio mostró como el suministro de información en
tiempo real aumenta la elasticidad precio de la demanda residencial de
electricidad. Los resultados obtenidos mostraron que los
hogares crean hábitos de comportamiento y aprenden a conservar energía ya que
los hábitos de conservación perduran durante los días sin eventos de precios[1].
Sin duda una prueba de las grandes posibilidades que
tienen para el consumidor el uso de las smart grids.
En todo el mundo se están realizando experimentos de este
tipo y las empresas avanzan con proyectos pilotos de implantación y adelantando
sus líneas en todas las economías dónde sea posible.
Con lo avanzado hasta ahora, ya IMS Research predice que
a finales de 2016 los medidores inteligentes avanzados instalados a escala
global se duplicarán[2].
Esta consultora a través de un estudio titulado “The World Market for Smart
Electricity Meters-2012” establece que la penetración global de
medidores inteligentes llegará a 35% en 2016, lo cual ya es sorprendente.
Para el año 2012, de acuerdo a IMS Researtch, menos
de 18% de 1.430 millones de medidores ya se comunicaban bidireccionalmente y
partir de éste último año el mercado global se revolucionó con la instalación
de nueva generación de medidores bidireccionales PLC-OFMD.
Por su parte, el mercado americano registró un
impulso notable seguido por China y España y si bien se espera un crecimiento
notable para el año 2016, la velocidad de crecimiento se mantendrá estable
entre 2013 y 2014 para luego tomar nuevo impulso, sobre todo por el empuje de
múltiples proyectos europeos.
Norteamérica y Europa Oriental tienen la vanguardia,
pero a largo plazo el crecimiento será liderado por economías emergentes con
China, Brasil e India a la cabeza de éste grupo. De las tres regiones China es
el de mayor potencial por sus necesidades de optimización de voltaje y gestión
de demanda.
En complemento
con estas predicciones, de acuerdo al informe “Emerging
Markets Smart Grid: Outlook 2013 study” de northeast group, llc, en 2013 se
duplicará el número de medidores inteligentes desplegados en 35 mercados
emergentes.
Los mercados de
medidores inteligentes e infraestructura de medición avanzada (advanced
metering infrastructure o AMI) en las economías emergentes de Europa Oriental,
Latinoamérica, Oriente Medio, Norte de África y Asia (sin China e India),
representarán un monto de 56.000 millones de dólares para el año 2022. El
número de medidores inteligentes en estas economías crecerá hasta llegar a 546
millones para ese mismo año, 27% de los mismos regulados e integrados en redes inteligentes.
Durante 2012,
estas economías desplegaron 1,3 millones de AMI (sin contar China e India), una
cifra que ya causa vértigo.
Como ya se ha
explicado en otras entradas de este blog, en los últimos 5 años las actividades
relacionadas a la implantación de redes inteligentes han crecido ampliamente en
economías desarrolladas de Norteamérica, Europa Occidental y Lejano Oriente
debido a las necesidades de modernización y eficiencia de sus redes eléctricas.
Adicionalmente, la infraestructura de smart grids ofrece a los mercados
emergentes diversos tipos de beneficios como la disponibilidad, evitar pérdidas
de flujo eléctrico e incorporación en energías renovables.
En este
momento, los modelos financieros y estructuras regulatorias están mejorando
gradualmente para facilitar la instalación de las smart grids en las economías
emergentes. Éstas se adelantan y saben que allí hay un cúmulo de posibilidades,
especialmente con el logro de mejores KPI de eficiencia e integración de
renovables. Estos países están cooperando con empresas procedentes de Europa,
Norteamérica y Asia para desarrollar una cadena de valor que permita la
interoperabilidad a través de medidores inteligentes y reducir el riesgo a las
inversiones en el sector, facilitando la
entrada de vendedores internacionales a través de socios locales y estableciendo
fábricas y empresas de servicios a precios competitivos. De hecho, ya los
vendedores líderes en dispositivos de medidores inteligentes tienen 40% de su
fuerza de venta ubicada en estos países emergentes.
Por otro lado,
tanto gobiernos y empresas están aprendiendo la lección de la ampliación de
proyectos pilotos, lo cual constituye un paso crucial con miras a establecer
paulatinamente un marco regulador favorable y estabilizador del despliegue de
medidores inteligentes.
En 14 de 35
países ya están preparados para iniciar el despliegue de Smart Grids en 1-3
años. Entre estos países están Brasil, Bulgaria, República Checa, Estonia,
Letonia, México, Polonia, Catar, Rumanía, Singapur, Eslovaquia, Eslovenia y
Emiratos Árabes Unidos. De hecho, algunas de éstas economías ya están en las
primaras etapas de desarrollo de smart grids.
El despliegue
de medidores inteligentes y AMI es el primer paso de la actividad de
implantación de Smart Grids creando un mercado significativo de componentes
para estos dispositivos. Entre dichos componentes están el hardware de
medidores, comunicaciones, gestores de datas de medición y sistemas de información
sobre el cliente, así como servicios profesionales. A esto se le suma toda la
producción y servicios de la cadena de valor en generación distribuida
automatizada, subestaciones automatizadas, medición en grandes áreas,
tecnologías de gestión energética en el hogar y equipos de suministros de
vehículos eléctricos.
[1] El
equipo de investigación diseñó un experimento mediante el cual las familias
fueron asignan aleatoriamente a tres grupos diferentes: un grupo control, un
grupo con variación de precios y un grupo con variación de precios e
información detallada mediante un smart meter. Las variaciones en el precio de
los dos últimos grupos respondían a dos tipos de eventos: una notificación
sobre aumentos ligeros de precios para el día siguiente y aumentos importantes
de precio en la próxima media hora (durante los dos meses que duró el
experimentos se produjeron 3 eventos de cada tipo, y el gasto incurrido por
dichos hogares fue finalmente compensado). El tercer grupo recibe información
en tiempo real, no solo sobre el precio sino sobre su consumo real y cómo éste se
está produciendo, de forma que tal qué pueden ajustar el uso de sus
electrodomésticos para reducir el consumo. Los resultados del experimento
mostraron que el grupo que anticipó la variación en los precios (segundo grupo)
redujo su consumo eléctrico entre un 0-7% con respecto al grupo control,
mientras que el grupo que adicionalmente recibió información detallada por el
smart meter fue capaz de reducir su consumo del 8-22%. Ver: http://www.nber.org/papers/w18344.pdf?new_window=1 y http://economicsforenergy.blogspot.com.es/2012/11/nuevas-evidencias-empiricas-sobre-los.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+EconomicsForEnergy+%28Economics+for+Energy%29
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