Innovación energética en España: ¿inversión en I+D ayuda a ahorrar en costes energéticos?
La innovación tecnológica energética ha sido objeto de
atención de Energy for Energy y N-Economía al ser abordada
desde distintas perspectivas la innovación
tecnológica energética en el ámbito europeo. En esta entrada abordamos de la
mano del reciente estudio de Economics
for Energy titulado Innovación en energía en España 2012:
Análisis y recomendaciones, la innovación tecnológica energética en
España.
España
ha logrado un nivel aceptable de innovación en algunas tecnologías de
generación energética a pesar de que no existen condiciones óptimas para un
ecosistema de innovación si se compara con sus pares europeos o EEUU.
Indicadores de la actividad de I+D en empresa del sector energético español (INE, 2012) |
En buena parte el avance logrado en innovación
tecnológica energética en España ha sido consecuencia de la reinversión
realizada parte de empresas en I+D gracias a las rentas logradas por el sistema
de apoyo y primas en el ámbito renovable.
Entre las áreas dónde existen avances más significativos
están eólica y concentración solar, pero paradójicamente la solar fotovoltaica,
una de las más beneficiadas hasta hace poco por las primas, no ha retornado al
empuje innovador que registraba en tiempos pre-primas.
España en el ranking europeo por presupuesto público en I+D en energía per cápita en (euros por habitante) de acuerdo a Eurostat, 2012 |
Esto ha ocurrido porque no necesariamente una política
exclusivamente basada en incentivos monetarios garantiza la existencia de un
ecosistema de innovación productivo y competitivo. Se requiere, además, un
conjunto de políticas públicas integradas que involucren tanto al sector
público como al sector privado y especialmente en aquellas tecnologías dónde
verdaderamente se es competitivo, lo cual, implica un amplio proceso de
consultas entre los distintos actores de la industria energética española. Aún
así, de acuerdo a Economics for Energy, el gasto público y privado en I+D
energético en España es relativamente bajo si se compara con otros sectores de
la industria española[1].
Por otro lado, al observar el panorama de la innovación
tecnológica energética española, salta a la vista el peso significativo de los
recursos procedentes del Estado y el escaso ímpetu de la inversión privada,
clave para dar mayor competitividad a todo el esfuerzo innovador. Esto se
refleja claramente en el hecho de la existencia de mejores números de publicaciones
científicas (específicamente en hidrógeno, biomasa, biocarburante y pilas de
combustibles), que en el registro de patentes. En términos per cápita España
patenta 10% de lo que patenta, por ejemplo, Dinamarca (Economics for Energy,
2013)[2].
Igualmente resulta significativa la baja inversión en
innovación vinculada con la eficiencia energética a pesar que se han observado
en territorio español múltiples iniciativas relacionadas a este cometido[3].
España invierte sí, no es brillante su desempeño pero
invierte. Ahora bien: ¿Cuáles son los beneficios de invertir en I+D en energía
en términos de ahorros potenciales en el sistema energético español?
Dependiendo del escenario a desarrollar existen distintos
impactos. Para Economics for Energy, el liderazgo corresponde a la tecnología
fotovoltaica, seguida por la de captura y secuestro del CO2, los
biocombustibles y la solar térmica de concentración. De lejos estas tecnologías
son seguidas por las de ciclo combinados y por último ya casi sin presentar
ningún tipo de ahorro dentro del sistema español, las baterías para vehículos
eléctricos (Economics for Energy, 2013)[4].
No obstante, cuando se logran reducciones de coste para
que la instalación de la tecnología sea rentable, los retornos de la inversión
se disparan y los ahorros alcanzados pueden llegar a representar 70 veces la
inversión. De acuerdo al grupo investigador del informe, este es el caso de la
tecnología solar térmica de concentración en el escenario de mayor inversión y
bajo la estimación de máxima reducción de costes, mientras que la tecnología
fotovoltaica y los biocombustibles pueden alcanzar retornos igualmente
significativos, de hasta 50 y 45 veces la inversión respectivamente. Por su
lado, los retornos de la eólica rondan el orden de 14 veces la inversión. De
esta forma, aumentar la inversión en I+D produce un aumento de los retornos en
la tecnología de las fotovoltaicas, concentración solar y biocombustibles, pero
para otras tecnologías aumentar la inversión en I+D puede incluso hasta reducir
los retornos como podría ocurrir en el caso del gas y secuestro de carbono[5].
Si bien estos son los resultados con escenarios marcados
hasta el año 2030, está claro que para poder mejorar este desempeño previsible
se requiere una política de innovación energética más efectiva e integradora de
todas las capacidades de la sociedad y economía española que permita llegar a
un diseño institucional favorecedor a un ecosistema de innovación realmente
competitivo y sostenible ante los creciente retos tecnológicos del sector
energético.
Economics for Energy propone impulsar políticas públicas
de apoyo tecnológico y políticas de creación de mercado. Las recomendaciones
con las que cierra su investigación para lograr un ecosistema de innovación
tecnológica energética competitivo y sostenible son las siguientes:
1.
Un análisis estratégico de las prioridades en
innovación, de las áreas en las que conviene especializarse en España,
2.
Promoción de un aumento
de la inversión privada, acompañado de un mayor esfuerzo en promover
colaboraciones público-privadas en la ejecución de la I+D,
3.
Esfuerzo por mejorar el diseño institucional
y promover ecosistemas innovadores y de emprendimiento,
4.
Atención a la coordinación entre política
energética y políticas de innovación, y al diseño regulatorio del sector
energético para que propicie la innovación,
5.
Esfuerzo de educación y comunicación a la
sociedad acerca de la importancia de la innovación en energía.
Lograrlo implica un esfuerzo continuado entre empresas,
gobiernos y ciudadanos. Queda mucho camino por recorrer pues todo esfuerzo ya
hecho en el pasado es mejorable. Tomar estas recomendaciones y reflexionar al
respecto resulta útil. Aportar nuevas ideas, invalorable.
[1] Se han
argumentado distintas causas para que este gasto sea bajo. En primer lugar,
está la liberalización del sector energético a finales de la década de los
ochenta, lo cual para algunos analistas causó un descenso en el gasto en I+D en
energía y desde ese momento se ha mantenido en niveles muy bajos. Para otros
analistas esta causa no necesariamente sea válida pues aún sigue siendo el
gasto en I+D energético en España más bajo en comparación a otros países que ha
realizado liberalizaciones de su sector energético.De acuerdo al trabajo de
Economics for Energy, la inversión pública por habitante en I+D en energía está
por debajo de la media de la Unión Europea (incluso de UE-27), es un 10% de la
de Japón y un 20% de la de EEUU (Economics for Energy, 2013)
[2] En patentes
relacionadas con las energías renovables, por ejemplo, España produce un 3% del
total mundial (Idem, 2013).
[4]“En términos de máximo ahorro alcanzable (…)
destaca la tecnología fotovoltaica (con un potencial de ahorro máximo de hasta
8.000 millones de euros en el escenario de mayor inversión en I+D), seguida de
la tecnología de captura y secuestro del CO2 (con un potencial de ahorro máximo
de unos 4.500 millones de euros en el escenario de mayor inversión en I+D). Los
biocombustibles y la solar térmica de concentración sólo consiguen ahorros
significativos en los escenarios de mayor inversión en I+D (alcanzando niveles
cercanos a los 3.000 millones de euros para las estimaciones de máximo ahorro).
Las centrales de gas presentan un potencial de ahorro modesto en comparación al
de otras tecnologías (por debajo de los 1.000 millones de euros en todos los
escenarios de inversión e incluso para las estimaciones de máximo ahorro). En
ese mismo orden de magnitud están los ahorros alcanzados por la eólica (…) En
el caso de las baterías, no llegan a producirse ahorros en el sistema ni
siquiera para las estimaciones de máximo ahorro. Esto es así porque, según los
resultados del modelo, la descarbonización del sector transporte se consigue
con vehículos alimentados por biocombustibles y no llegan a entrar vehículos
eléctricos (incluidos híbridos enchufables) por resultar menos competitivos.
Hemos comprobado que para que los vehículos eléctricos comiencen a desplazar a
los vehículos de biocombustibles son necesarias reducciones del coste de las
baterías superiores al 75%. Dado que la máxima reducción de costes que hemos
introducido para las baterías en los escenarios considerados es del 75%, los
vehículos eléctricos no llegan a aparecer en los resultados del modelo en
ninguno de los escenarios, y consecuentemente presentan ahorros y retornos de
la inversión en I+D nulos”(Economics for Energy,2013 Pp 15-17).
[5] La principal
causa a la que apuntan los investigadores es que este fenómeno se debe a que “la reducción del coste tecnológico en
función de la inversión en I+D presenta una zona de saturación, a partir de la
cual aumentar la inversión no supone mejoras sustanciales en el coste de la
tecnología” (Ídem, 2013, Pág. 22). Así si se invierte en el primero grupo
(fotovoltaica, concentración solar, biocombustibles y eólica) se pueden esperar
por lo menos retornos por el orden de tres veces la inversión y a lo sumo
retornos por el orden de diez veces la inversión en escenarios más favorables.
Comments
Post a Comment