El fin de la era petrolera y los nuevos paradigmas de la gestión inteligente del consumo energético

 ¿Quienes ganarán más en 20 años: las petroleras o las empresas TIC? 

¿Dónde se gestionará mejor la energía: desde Houston o Londres o desde el data center de su edificio o comunidad de vecinos? 

¿Las guerras serán por acceder a una materia prima en territorios lejanos y conflictivos para dejar solo ganancias a las gigantes de los hidrocarburos o por mantener a salvo sus datos de gestión de consumo?

... y si hay tanto petróleo bajo nuestros pies: ¿por qué cobrar tan alto?

Con estos precios elevados. ¿Quiénes ganan más: los países petroleros o los Estados consumidores europeos que extraen una tajada del precio de los derivados vía impositiva?.

Hay tantas preguntas y respuestas pero dos certezas: 1) hay suficiente petróleo para más de 100 años. El llevarlo a casa o al vehículo es un asunto de cartelización fomentado por gobiernos y empresas de países exportadores y consumidores donde todos, menos el consumidor, ganan. 2) La única manera de dejar de pagar energía cara es, además de la innovación tecnológica en generación, la gestión inteligente de nuestro consumo energético.

En los últimos años se han registrado cambios fundamentales en la configuración de las reservas globales de hidrocarburos. El motor de estos cambios lo constituye la certificación de reservas no convencionales como parte de las reservas probadas con las cuales puede contar un país o una empresa.

Los altos precios petroleros y la evolución tecnológica en exploración y desarrollo han permitido encontrar nuevas reservas y monetizarlas de la mejor manera posible.

Ciertamente, no es un petróleo o gas barato, pero está a la mano y muchas de estas reservas se alojan en países con marcos institucionales mucho más sólidos y prácticamente aliados al libre mercado, Occidente o los BRIC.
Mapa de las reservas shale gas: el nuevo desafío de la industria del gas

Estas reservas no son fáciles de colocar en el mercado por sus características, ni tienen la calidad de las de Oriente Medio, pero a estos precios, son muchos los yacimientos que se agregan a la categoría de reservas probadas.

Oriente Medio y el continente americano llevan el liderazgo en las reservas probadas de petróleo con casos notables de crecimiento como Brasil, Colombia, Canadá y los mismos Estados Unidos con intentos de exploración en zonas sensibles desde el punto de vista ecológico y nuevas tecnologías de extracción de hidrocarburos en áreas y recursos hasta ahora no explotados (oil sands y shale gas).

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de EIA, 2012

Las reservas probadas no convencionales ya superan a las convencionales y, claramente, a unos precios superiores a los 80 dólares por barril, es factible su explotación aún en yacimientos de difícil ubicación. No caben dudas de que hay petróleo para más de un siglo. Pero menos dudas caben de qué la era del petróleo se acabará, no necesariamente por falta de petróleo, sino por la innovación tecnológica energética que lo hará prescindir para usos intensivos de energía. 

El antes y después de un yacimiento de oil sands en Canadá
Se ha escrito mucho sobre el “Peak Oil” como preocupación lógica y base de múltiples argumentos geopolíticos para justificar invasiones militares improductivas desde el punto de vista del negocio energético, pero en realidad el futuro de las reservas petroleras, cómo siempre ha ocurrido, dependerá de la evolución de los precios del petróleo como estimulante de otras alternativas tanto en la oferta como en la gestión de la demanda.

El fin del petróleo barato como proclaman muchos ha llegado, y la variable que se suma a este escenario y puede transformarlo, es la consolidación de la innovación tecnológica en el área de consumo energético.

Un consumo más inteligente y más autónomo de sistemas centrales de generación eléctrica y para la automoción (con la consolidación del vehículo eléctrico o híbrido), integrado a sistemas renovables macros y micros, puede entrar por una ventana en medio de esta fiesta petrolera para revolucionar a todo el mercado energético.

Las smart grids y las smart cities (apoyadas en las renovables y tecnologías de eficiencia M2M), junto a la generación distribuida y las microgrids, podrían bajar la presión sobre la demanda de hidrocarburos para el año 2030-2040 y, en consecuencia, sus contizaciones podrían descender a niveles comprometedores para su rol de recurso natural estratégico. 

Paradigma del futuro y el terror de los Petro-Estados
En 20 años de precios altos, la tecnología habrá avanzado tanto que el uso de los hidrocarburos para sistemas energéticos centralizados comenzará a descender en la medida que cada barrio o cada pueblo pueda autoabastecerse por sus propias microgrids y jugar al mercado gracias a las smart grids y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).

Cuando eso ocurra la capacidad de producción de los Petro-Estados y los oligopolios de hidrocarburos se convertirán en parte de los libros de historia. Ese papel lo asumirán aquellos que sean capaces de manejar la tecnología más eficiente y segura de procesamiento de datos.

Al final se verá como las empresas TIC también jugarán un papel más determinante en la industria energética, puesto que, tan importante como un BTU de consumo energético, será un byte que contribuya a la gestión de dicho consumo. 

Una tendencia esperanzadora para un mundo mejor o que al menos, revolucionará la geopolítica energética que hoy conocemos.

Bibliografía

British Petroleum (2011). BP Statistical Review of World Energy June 2011.  Londres, BP.
Energy Information Administration (EIA) (2012). Annual Energy Outlook 2012. Washington. US Department of Energy.

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