Microgrids, smart grids y smart cities: paradigmas emergentes de un nuevo modelo de consumo energético
El año 2012 se perfila como
uno más en la tendencia inexorable hacia una era marcada por los hidrocarburos
no convencionales, las energías renovables y el consumo inteligente de energía.
La falta de inversión en
crudos convencionales por múltiples causas políticas y el comportamiento “oligopólico”
de la OPEP en su afán vital de mantener lo que sus miembros llaman “una precio
justo”, impulsará a largo plazo la innovación tecnológica en todos los campos
de la energía.
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En paralelo las economías
emergentes, no precisamente en la vanguardia tecnológica, pero si con ganas de
alcanzarla, asumen los hidrocarburos
como la fuente primaria de consumo. Su pujanza mantiene el crecimiento de la
demanda a pesar de la lenta recuperación económica de los países más avanzados.
El consumo energético global
registró una tendencia alcista en 2010 en gran parte debido al inicio de lo que
pudo haber sido la recuperación económica, no obstante, en 2011 este ritmo se
ralentizó pero aún así mantuvo cifras positivas gracias a las economías
emergentes lideradas por los BRICS.
Todas las fuentes primarias
y secundarias de energía crecieron fuertemente entre el segundo semestre de
2010 y primero de 2011 a tal punto que las emisiones globales derivadas del uso
energético han registrado el crecimiento más rápido desde 1969. Una mala
noticia para la sostenibilidad.
En los últimos años el crecimiento del consumo primario de energía
viene oscilando entre el 5% y 6% interanual, manteniendo un ritmo fuerte no visto desde 1973.
El consumo en las economías
OCDE crece entre 3 y 4%, el más fuerte desde 1983, mientras que el consumo
primario No-OCDE creció 7% en el año
2011, 65% por encima del nivel del año 2000 (AIE, 2012).
Solo China ha registrado un
crecimiento del consumo primario de 11,5% interanual superando a los Estados
Unidos como el primer consumidor de energía primaria a escala global.
Pero la realidad del consumo
energético global va mucho más allá. Está claro que las proyecciones de la
Energy Information Administration de Estados Unidos y la Agencia Internacional
de Energía dan por sentado en los próximos 30 años un consumo basado en los
hidrocarburos mientras las renovables van ganando espacios. No obstante,
tomando en cuenta que son proyecciones basadas en variables e indicadores
presentes con una tendencia histórica verificada, existen algunas variables que
no tienen el mismo peso en los modelos predictivos pero que van ganando cada
vez más espacios. Este es el caso, por ejemplo, del impacto de la innovación tecnológica energética en los hábitos de consumo y gestión final de la energía
en el sector industrial, servicios y doméstico, así como la integración de las
renovables y el vehículo eléctrico con tendencias descentralizadoras cada vez
más fuertes.
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El sueño de una Smart City |
En ese sentido, las
microgrids, las smart grids y las smart cities constituyen avances que podrían
impulsar a un consumo energético más sostenible y menos dependiente de
sistemas energéticos industriales centralizados basados en los hidrocarburos.
Incluso, y esta es una buena noticia, podrían ayudar en forma creciente de la
mano de micro-generación renovable en la superación de la pobreza energética.
Andrea Lobo-Guerrero R
Martín Durán
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