China y su industria petrolera: los dilemas de una potencia en expansión

La industria petrolera china sigue avanzando en el marco de la búsqueda del futuro liderazgo global de esa nación en todos los ámbitos. 

China aprovechó la crisis global de 2008 para ganar espacios comprando otras empresas y haciendo créditos a largo plazo a cambio de hidrocarburos en países como Venezuela, Irán, Libia, Sudán, así como fortaleciendo relaciones en Brasil, Argentina, Perú, México y Ecuador.

Sin embargo, la realidad política de cada país se le ha revelado dificultando la intencionalidad de semejante estrategia. Sudán se dividió y China juega un papel fundamental. En Libia su socio fue asesinado, en Irán su socio está al borde de una guerra con Israel y en Venezuela su socio puede morir en poco tiempo. En Brasil y Argentina se han presentado serias críticas y así en otras naciones. 

Sin duda ha cambiado mucho desde las 7 hermanas
No obstante, China aprende y sabe que estas realidades forman parte de la normalidad. La compensación viene de las fuertes inversiones que ha realizado, no sólo en el ámbito petrolero sino también en el de renovables e innovación tecnológica energética, con un enfoque mucho más capitalista y con réditos inmediatos en Estados Unidos, Canadá y Europa Occidental.

La relación, que ya comienza a madurar, entre China y Estados Unidos es vital para ambas naciones y un vínculo coherente entre sus industrias petroleras resulta necesaria.

China, como todos saben, tiene una carrera contra el tiempo para mantener su seguridad energética pero también es cierto que como país sufre el efecto del viejo paradigma energético basado en hidrocarburos y siente como necesidad imperiosa el asumir un paradigma más sostenible.

En el ámbito ambiental, China avanza mucho más rápido de lo pensado a pesar de que diversas estimaciones establecen que el consumo petrolero chino podría llegar a los niveles actuales de Estados Unidos antes del año 2040.  En ese sentido China prevé impulsar diversas políticas de reducción de emisiones especialmente en el sector transporte; mediante el uso de vehículos eléctricos y en el eléctrico; con las smart grids y energías renovables.

Y no lo hacen sino por simple necesidad vital: respirar aire puro
China se plantea, de esta forma, la reducción de casi el 20% de sus emisiones de carbono para el año 2020 e incluso ya asumen la idea de establecer un mercado voluntario de emisiones entre sus principales ciudades a semejanza de los Estados Unidos y están comenzando a hacer contactos para integrar ambos mercados, lo cual superaría en cifras y posiblemente en eficiencia al mercado de emisiones establecido al amparo de Kyoto en la Unión Europea.

En este momento China ha disminuido sus inversiones en Irán como un gesto ante Arabia Saudita para consolidar un acercamiento a cambio de suministros a muy bajo precio. Arabia Saudita ha incrementado sus embarques a China, pero China podría poner en duda este marco de negocios si Irán es atacado unilateralmente por Israel.

Con 5 millones de barriles diarios de importaciones y unos elevados subsidios domésticos al consumo, China toma en serio su seguridad energética, mientras fomenta políticas de eficiencia energética. Para ello no solo se basa en las empresas energéticas estatales sino también en las privadas como herramientas de actuación en el logro de ambos objetivos.

Su industria de fabricación de componentes es líder
Las empresas chinas juegan un rol pragmático en los lugares donde se establecen y pueden cambiar sus reglas de juego de acuerdo al entorno en el que se manejen. Pueden ser agresivamente capitalistas o agresivamente imperialistas pero siempre se acomodan a su país anfitrión en la medida de lo posible. Por otro lado, las empresas extranjeras han aprendido a manejarse dentro de China y saben de su necesidad, no solo de inversiones que no son tan imperiosas, como de innovación tecnológica energética para lograr una relación consumo-producción más sostenible.

El apetito de China por petróleo es enorme pero este se maneja a través de una “smart policy” energética, comercial, militar y exterior.

Finalmente, durante este año 2012 se verá con mayor fuerza la expansión de la armada china para volver a los niveles de influencia y alcance marítimo que tuvo hasta el siglo XVI.

Recuperando el tiempo perdido desde el S XVI

Este es un punto a tomar en cuenta a la hora de evaluar el flujo de hidrocarburos en el océano Índico y Pacífico y a escala global en 10 años, con el Atlántico, donde se topará no solo con la armada americana sino con la brasileña. 

Bibliografía

·      Energy Forum of Institute of Public Policy James A. Baker III (2011). The rise of China and its Energy Implications. Houston, Rice University.


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